La noche era pesada, el fuerte ruido de la lluvia golpeando contra la superficie le impedía poder dormir pero tal vez era más grande el peso que cargaba en su espalda. Bajó su mirada, mirando los largos y blanquecinos brazos que lo rodeaban, ya no se sentían suyos, ya no se sentían como parte de él, se sentían ajenos a su vida, alzó de nuevo su mirada hacia la ventana, la tormenta era demasiado fuerte como para ser verano, se acurrucó en las mantas llevándose las manos a su abultado vientre y suspiró. De pronto se sentía tremendamente culpable.
Jungkook había aparecido esa noche en la puerta de su casa con las mejillas empapadas y los ojos hinchados, tan solo le sonrió y lo abrazó, no dijo palabra, tan solo entró a la casa y sin si quiera saludar a sus padres lo tomó de la mano y lo llevó hasta la habitación donde se acurrucaron en la cama hasta que a los minutos el alfa se había quedado profundamente dormido o al menos eso quería creer, ya que de pronto gimoteaba y sentía su espalda empapada de lágrimas, el nudo creciente en su garganta y su lobo constantemente diciéndole lo mal que se veía el alfa, pero no había tenido la oportunidad de hablarle, de hecho, en esos últimos días casi no hablaban, tan solo el chico aparecía en su casa con una sonrisa rota pidiéndole quedarse. Estaba sufriendo, después de todo él también estaba sufriendo por el lazo roto y a pesar de saberlo seguía preguntándose porque el alfa seguía volviendo a su casa en vez de ir a los brazos de cierto omega que lo estaba pasando peor, sabía que Jungkook lo estaba evitando para posponer aquella plática que tenían pendiente desde el festival. Se sentía incómodo, se sentía culpable, pero ¿que podía hacer? El alfa no lo escuchaba, no lo dejaba hablar y él tan solo podía suspirar y guardar silencio, ofreciendo su hombro para que el alfa llorara como lo había hecho siempre desde que se conocieron. Jimin siempre había sabido que el alfa no le pertenecía, pero por el amor que le tenía se negaba a creer en eso pero ahora... ahora que todo el mundo lo sabía, que todos estaban enterados que ellos no estaban destinados a ser una pareja era inevitable el tratar de negarlo o evitarlo, el destino había tomado entre sus manos las riendas de sus caminos y lastimosamente estos no iban juntos.
La mañana llegó pero la tormenta seguía cayendo con tanta fuerza como si el cielo estuviera cayéndose a pedazos, la fría brisa que traspasaba los orificios de la deteriorada ventana se filtraban por aquella ligera manta que cubría su amarillento y desnutrido cuerpo, estaba seguro que en cualquier momento comenzaría a vomitar sus tripas, no ingería alimento pero las profundas ganas de devolver algo no consumido lo invadían cada segundo, junto con el llanto y la desesperación, no sabía que estaba pasando, tan solo sentía como cada día su cuerpo sufría más y más. El dolor se volvía insoportable por algunos momentos, las medicinas habían dejado de funcionar en su lastimero ser y se había resignado a vivir con el dolor qué tal parecía ser su nuevo compañero.
La puerta se abrió y ni siquiera de molestó en mirar de quien se trataba, el amargo aroma a chocolate inundó sus fosas nasales y luego recibió una gruesa manta sobre su friolento cuerpo y se acurrucó en ella, no volteó, no quería ver ese rostro lloroso de nuevo. Sintió las largas manos acariciar su cabello y luego la mujer se posó frente a su mirada, le dio un beso en la frente y le susurró un "buenos días" acompañado de una cálida sonrisa. ¿Buenos días? Hace una semana había dejado de tener buenos días y su madre lo sabía por lo que le parecía hipócrita escuchar eso de parte de la mujer. Luego dejó de escucharla, tan salon podía oír un suave murmullo a la lejanía, enterrado en algún lugar de su cerebro mientras seguía mirando por la ventana. Amaba los días de lluvia, amaba calzar sus botas blancas con lunares rojos y salir a saltar a los charcos de lodo que se formaban en el jardín, danzar dando vueltas junto a su impermeable color naranja, poner la música en sus audífonos a todo volumen, o al menos el suficiente para camuflar los ruidos del exterior menos el de la lluvia, amaba imaginar que estaba en una película o en un video musical, amaba sentir el viento húmedo golpear su rostro, las suaves gotas empapar su cabello y la deliciosa sensación de las gotas deslizándose por su rostro hasta caer al suelo o perderse en su cuello, para luego entrar a casa, tomar una ducha tibia y colocarse su bonita y cálida pijama decorada con galletas, bajar y tomar un vaso de chocolate caliente con tres malvaviscos flotando junto a una buena porción de crema de coco y un trozo de pastel de manzana, regresar a su habitación y acurrucándose entre sus mantas para luego poner una película romántica hasta llegar a la mitad y apagarla para tomar una reconfortante siesta. Despertar con el clima frío y nublado que lo recibía con una suave niebla empapando su jardín, amaba levantarse tan solo a abrir la ventana y aspirar el embriagante aroma de la tierra húmeda mezclada con el aroma de las hierbas del jardín de su mamá. Pero ahora... ahora tan solo luchaba por sobrevivir un día más, por soportar ese aplastante dolor que le estaba perforando el pecho, veía a su madre entrar y salir, veía a su mamá entrar y salir, veía a la pareja Jeon entrar y salir, a Baekhyun entrar y salir. No les hablaba, tan solo los observaba unos segundos y luego desviaba su mirada a la ventana.
Los médicos al igual que las enfermeras entraban y salían, varias veces los escuchaba murmurar "por el lazo roto su proceso de curación está siendo más lento de lo que debería" "debido a sus bajas defensas su piel no está curando bien, le quedarán muchas cicatrices" "a este ritmo no logrará salir con vida de aquí". Las palabras eran duras y estaba cargadas de lastima y compasión, había escuchado que era llamado "la luna rota" y no se quejaba, después de todo, eso era, una luna rota.
El primero en despertar fue Jimin, al ver al alfa a su costado suspiró, mirando que su reloj marcaba las 11:23 am pero el cielo estaba tan opaco que parecía ser un poco más temprano de lo que realmente era. Sacudió el hombro del chico a su lado hasta que este despertó y con movimientos torpes tomó su mano para evitar que lo siguiera moviendo.
—Ya ya, desperté ¿que ocurre? —fue todo lo que dijo mientras refregaba sus ojos tratando de despabilarse.
—¿Tienes hambre? Ya es tarde y anoche no cenaste.
—No realmente, solo estoy un poco cansado. —al escuchar eso Jimin aclaró su garganta moviendo sus pies bajo la manta.
—¿Por qué llegaste llorando ayer?
—¿Eh? ¿Llorando? No lloraba, solo tenía un poco de alergia.
—Te conozco lo suficiente para afirmar que estás mintiendo. Dime la verdad.
—Esa es la verdad.
—Jungkook.
—No es lo que piensas, sea lo que sea que estes pensando. Solo fue una alergia, sabes que yo no lloro.
—Lo sé, pocas veces te he visto llorar y esas veces has lucido igual que el día de ayer. Dime la verdad.
—Fui a ver a Taehyung. —finalmente soltó y Jimin suspiró— dijo que me dejaba libre, que tú yo podríamos formar nuestra familia y ser felices juntos ¿no es increíble? —sonrió ligeramente aunque su tono y sus ojos delataban sus verdaderos sentimientos. Jimin suspiró y se levantó de la cama.
—Quiero que terminemos Jeon.
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Why Moon? (Omegaverse)
FanfictionEl festival de la luna era una celebración que se llevaba a cabo a mitad de año festejaban a la luna y le agradecían por la vida que les había otorgado y la luna les agradecía juntando dos almas. Jungkook y Jimin estaban mas que seguros que este ser...