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Apretó los tirantes de su mochila con fuerza mientras tomaba el valor suficiente para tocar el timbre, pero antes siquiera de caer en cuenta de donde estaba y que estaba por hacer, la puerta se abrió dejando a la vista a una mujer que llevaba entre sus manos un plato de fruta.

–El olor a basura me llegó hasta la cocina, llegaste temprano –dijo mientras lo olfateaba– ¿tomaste los supresores? –dijo con la mirada sobre la mochila que colgaba de su hombro.

–S-si –¿por qué tenía que tartamudear? ¿acaso no podía verse más patético?– los tomé antes de salir de casa. –la mujer se limitó a dejar salir un largo (muy largo) suspiro antes de asentir.

–Siéntate en el sofá, está dormido ahora, así que tal vez cuando despierte hagan efecto, aun hueles muy fuerte y eso podría alterarlo, sabes lo que tienes que hacer ¿no? –palideció ¿sabía? no no sabia ¿o si? negó lentamente por miedo a responder mal, aunque la mitad que recibió de la mujer fue quizás peor que haber contestado mal.

–Nada –que– nada, solo tienes que limpiarlo y dejar que él haga lo que quiera contigo –la mujer se sentó a su lado– lo entenderás cuando llegue el momento, solo... no lo penetres –Jungkook sintió el alma salir de su cuerpo mientras sus mejillas se tornaban de un intenso color rojo sobre su paliducha tez.

No hubieron mas palabras luego de eso, tan solo se quedó sentado en silencio, mirando a la televisión apagada mientras la mujer miraba su celular, el silencio inundaba la sala, sentía la tensión traspasarle los huesos y pensó en cuantas veces había estado en ese lugar, en calidad de invitado o de monstruo, tal vez mas de las que le gustaría o menos de las que imaginaba, pero por primera vez quiso mirar alrededor, miró las fotos en la pared, eran muchas fotos, la mayoría de ellas eran de Taehyung, otras tantas eran familiares y una que otra era de los amigos del castaño, miró la sonrisa brillante en todas y cada una de las fotos, las cuales iban mostrando el crecimiento del niño de la casa "0 años,1 año, 2 años, 3 años..." y así hasta los 18 años, observó esa ultima foto, tan distinta a las otras, el castaño sostenía una bonita luna azul entre sus manos, mientras miraba a la cámara con la sonrisa mas hermosa que algún ser humano haya visto jamás, abajo de la foto había un pequeño collage, con fotos del mismo estilo con frases que no alcanzaba a leer, al lado había un espacio vacío con la placa "19 años" no quiso preguntar pues temía la respuesta, tal vez ya sabia la respuesta, siguió mirando. Las fotos de los viajes familiares, las fotos con amigos, en todas estaba plasmada la esencia de un chico que había nacido para brillar, para iluminar la vida de los demás, después de todo no todos los días nace un chico con una sonrisa tan hermosa como aquella, estaba embobado, hipnotizado, encantado.

–El olor se ha ido, ya puedes subir –dijo la mujer sin voltear a verlo– supongo que ya sabes donde está su habitación –asintió luego de despedirse con una reverencia y caminar a paso lento hacia la habitación del omega, abriendo la puerta con cuidado, mirando la bolita sobre la cama, se le revolvió el estómago al recordar lo que había pasado hace casi un año en esa cama, en la orilla de esa cama, mientras el omega estaba en una situación tan vulnerable como ahora y él no se había detenido a tocarse el corazón con una pizca de piedad al verlo en tan miserable estado, y de pronto como si de flashbacks se tratara lo vio ahí con los brazos cortados, acostado en una piscina de sangre, con las mejillas pálidas, los ojos desorbitados y el cuchillo sobre su vientre, ¿Qué hubiera pasado si esa noche no hubiera fallado? ¿y si realmente hubiera muerto? hubiera cargado con una muerte sobre sus hombros toda su vida, la muerte del amor de su vida.

Se sentó en la silla del escritorio, con la mochila en el suelo, mirando la bolita moverse, lenta pero tan lentamente hasta darse vuelta, miró los ojos brillantes, como si estuviera llorando, los labios mordidos y las manos temblorosas aferrándose a una manta. Se mantuvo en silencio, sosteniéndole la mirada al omega, quien solo se hacia mas y mas pequeño entre las sábanas gruesas, le sonrió, estiró su mano con cuidado, viendo como el menor se encogió, alejándose de él, apretó los labios, moviendo con cuidado la silla hasta el borde de la cama, escuchando un chillido, como un cachorro lastimado, extendió su manos y comenzó a acariciar los cabellos que sobresalen de la manta, con cuidado, con delicadeza, acarició una y otra y otra vez, hasta que el cuerpo debajo de la sabanas se destensó y los ojitos almendrados volvieron a asomarse, le sonrió con cariño mientras seguía acariciando.

Why Moon? (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora