El festival de la luna era una celebración que se llevaba a cabo a mitad de año festejaban a la luna y le agradecían por la vida que les había otorgado y la luna les agradecía juntando dos almas.
Jungkook y Jimin estaban mas que seguros que este ser...
Yugyeom suspiró mirando por la ventana junto a Jimin, sin percatarse de que cierto alfa se había levantado, caminado cual zombi fuera de la habitación. Jungkook se sentía terriblemente mal, como si un incendio hubiera sido encendido en su pecho, quería calmarlo, quería estar seguro, quería a su omega y sin pensarlo salió de la habitación, dando pasos firmes y un poco largos, con una única meta, encontrar a Taehyung.
Al salir del piso en el que se encontraba, a paso rápido comenzó a bajar la escalera hasta llegar a la planta baja, su lobo guiándolo hasta su omega, completamente cegado por el dolor y las ganas de encontrar a Taehyung, no pensó en nada más antes de correr hasta la silla de ruedas que se encontraba a unos pocos metros de la puerta de salida, corrió y corrió lo que se sintieron eternos kilómetros y cuando finalmente llegó lo suficientemente cerca como para tocarlo en el hombro un misterioso hombre salió frente a él, con la cara hirviendo en rabia le estampó un puñetazo en el rostro.
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Estaba sentado en una montaña, mirando a lo lejos un bosque sin final que ardía en llamas, respiro hondo y se dejó caer de espaldas en el pasto, con los ojos cerrados invocando a su parte animal.
"¿Por que me siento tan... desecho?"
"Porque nos arruinaste la vida ¿te parece poco?"
"¿Disculpa?"
"Marcaste a Jimin"
"No" frunció el ceño mientras se sentaba, mirando al lobo cuyo pelaje en algún momento fue gris ahora lucia sucio, quemado y en algunas zonas arrancando.
"Claro que si" no dijo más, tan solo a paso lento se escabulló hasta perderse en el profundo bosque negro.
Jungkook gruñó, no había marcado a Jimin ¿o si? No no, claro que no ¿Cómo podría hacer algo así? No tendría sentido, amaba a Jimin pero no lo suficiente para marcarlo. Ante tales pensamientos corrió hacia aquel lugar que entre sueños solía visitar a veces, aquella división entre su oscuro y quemado mundo y el pintoresco paisaje que era el mundo de Taehyung.
La primera vez que lo visitó fue la noche del festival, cuando cayó profundamente dormido luego de robar unos cuantos sedantes a su madre, era como un mundo alterno al suyo, aquel lugar donde vivía su lobo era apagado, lleno de vegetación, si, pero sin vida, tan solo colores verde oscuros y negros invadían el lugar, se respiraba tristeza y desesperación, totalmente al contrario del lugar de Taehyung, un lugar colorido, lleno de flores, árboles y agua, un enorme río cristalino, el brillante sol. Era hermoso, el paisaje más bello jamás imaginado y entonces lo sintió, el olor a azufre de su mundo, el humo de un incendio filtrándose al paraíso de Taehyung, todo comenzó tan lento que ni siquiera se percató de qué sucedía, había traspasado la barrera, la conexión que por defecto traían desde el nacimiento, la conexión de sus almas conectadas, sus mundos se estaban uniendo, o al menos debían hacerlo, pero él había roto la conexión, sus mundos no podían unirse pero la porquería del habitad de su lobo estaba traspasando la barrera, fue en un abrir y cerrar de ojos cuando de pronto el fuego de su mundo se estaba tragando la energía de Taehyung, lo estaba consumiendo.
