Mi morada en el Monte Olimpo
Los confines del Beta.
Eso no suena nada mal. Lo que suena mal son los gruñidos de la pantera y demás fieras.
― Puedes saludarlos y decirles unas bonitas palabras y luego mandarlos por ahí de nuevo. ―me recomienda él estando detrás de mí con voz neutra.
― Son demasiados. ―susurro mirando que no puedo ver más allá por culpa de tantos árboles.
― Hazlo y luego veremos la playa antes de llevarte a la morada.
― ¿La playa? ¿Para qué quiero ver la playa en medio de este frío?
― Aquí el invierno apenas llega, sólo la mitad de la isla es afectada, así que... ―él se calla cuando me alejo de él caminando algunos pasos hacia delante. La pantera que estaba "jugando" conmigo ha tomado su lugar en su manada de enormes panteras y ya pude contar más de diez de ellas, todas negras y un par de un color rojizo muy oscuro.
― Hola. ―alzo la voz y luego me aclaro la garganta con fueza―. Hace mucho tiempo que no ven a nadie, entiendo que quieran... socializar conmigo, puede que extrañen a Blasius... ―callo cuando escucho leves gemidos de algunas partes entre ellos y trago duro.
De verdad lo extrañan, eso me arruga el corazón porque nunca más volverán a verlo.
― Tú también eres Blasius. ―habla una voz a mi cabeza y doy un respingo.
Maldita sea, ¿En serio también hablan como Euro? No me jodas.
― Eh... ―trago duro.
― Estamos felices de verte.
― Ya sé que están hablándote. ―me dice Jared y lo miro sin saber qué decirle―. No seas tonta y sé amable.
― Yo estoy feliz de verlos. ―hablo con torpeza―. Y sé que Blasius los extraña tanto como ustedes lo extrañan a él.
― No eres un ángel, pero puedo sentir a Blasius dentro de ti.
― Es mi sangre. ―me atrevo a decir y miro que algunos se mueven―. Lo que hay dentro de mí pertenece a Blasius, fue sacado de él. ―eso sonó horrible pero de alguna forma lo entenderán―. Estaré aquí, en su morada, y quisiera que no se alarmen por él. ―señalo a Jared―. Él viene conmigo, y vendrá y se irá mientras yo esté aquí.
― Hemos entendido.
Es difícil hablarle a la nada, pues no sé quién de todos ellos está hablándome.
― Y, si alguien viene pueden hacerle saber que no son admitidos. ―añado mirando de reojo a Jared.
― La descendiente de Blasius es bienvenida; pero nadie más puede pasear por estas tierras nunca más.
― Bien, eso es maravilloso, por ahora pueden irse, yo estaré bien. ―ni sé por qué dije eso pero ellos rujen asustándome por un segundo y luego se van―. Supongo que el rugido es una bienvenida.
― La que te hablaba era la pantera que llegó primero, ella es la líder de todos.
― Ni siquiera sé cómo se llama.
― Confórmate con saber que ya puedes pasearte por allí como si nada, cosa que no harás.
― Claro que no lo haré. ―confirmo―. No estoy loca, ¿Qué tal si me cenan?
― Es bueno que sepas esto. ―me gira hacia él y miro sus alas plegadas detrás de él―. Ellos son los encargados de que nadie pise estas tierras, por ello nadie ha venido aquí, no porque las Jerarquías lo prohíban sino porque no está permitido herir animales del Beta. Y entiende que no van a cenarte.
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Sangre de arcángel
Fantasy[EN EDICIÓN] "La mente humana, nefil y angelical no tendrán ni la más remota idea de los acontecimientos que están por venir. ¿Puede existir algo tan fuerte como la mezcla de sangre entre las criaturas más poderosas que han sido creadas alguna vez...