Las Cadenas de la Condenación
Jared Askenaz camina conmigo lejos del Gran Salón. Lejos de donde encadené a Haziel.
No me dice nada, ni siquiera mentalmente, no sé si es porque siente temor, o porque está enojado por lo que hice.
No me justifico, no estoy diciendo que lo que hice está bien, pero... tuve que tomar medidas desesperadas. No era mi intención encadenar a Haziel aquí, y tampoco podía tomar la opción de que él me partiera en dos apenas despertara.
Sé que es algo increíble el hecho de que yo haya "noqueado" a Haziel, no salgo de mi asombro y tampoco voy a hacer como si fuese algo imposible, ya que hay cosas en mí que... desde un punto de vista es "imposible" que tenga, pero tengo. Y que no debería pensar en ello por mi propia seguridad.
Al fin y al cabo todos tenemos secretos de vida o muerte. Y yo tengo dos, y no sé cuál de los dos es peor.
Basta.
― ¿Estás asustado? ―me atrevo a preguntar en su mente y lo que consigo es que se detenga para acercarse a mí con cara de pocos amigos.
― ¿Eso es lo único que vas a decir ante mi silencio? ―rezonga en mi mente y mi espalda choca suavemente con la pared en mi intento de retroceder ante su cercanía lobuna―. No seas tonta, actúas como un humano.
El decir un insulto con la palabra "humano" es igual que decir "imbécil".
― ¿Si recuerdas que él puede percibir emociones y otras cosas mediante aromas?
― ¿Qué cosas? ―susurro apenada.
― Él conoce mi aroma, mi esencia es única como cada uno de los ángeles, si él la percibe sabrá que soy yo. ―espeta y alzo mis cejas.
Una sonrisa amplia aparece en mi rostro.
― Tienes miedo que sepa que eres tú. ―canturreo burlona y corta toda la poca distancia sacándome un jadeo sorpresivo.
― ¿Y si descubre tu aroma? ―inquiere enojado y yo pestañeo confundida con el pulso semicontrolado.
― ¿Qué?
― ¿Qué? ―imita mi voz con ironía y luego acerca su rostro a tan sólo un centímetro del mío provocando que se me acelere el corazón.
― Apártate. ―advierto girando mi cuello y creo que fue un error. Ahora su aliento golpea mi piel en esa parte sensible.
Él está abusando de la confianza que le estoy otorgando.
― Rica menta. ―murmura y se aparta con rapidez―. Ojalá él haya percibido ese aroma con todo el ímpetu, si no puede romper las cadenas después de eso, entonces ni con todo el poder de arcángel lo hará. ―él continúa su camino como si nada.
¿Cómo demonios sabe de la menta?
― Ven aquí. ―lo llamo a viva voz trotando para alcanzarlo―. Detente. ―lo tomo del brazo para hacerlo girar y él cede con aburrimiento mirando hacia otro lado―. ¿Qué es eso de "rica menta"?
― Esa timidez extraña, esos nervios excitantes que tienes cuando alguien que te gusta se te acerca robándote el espacio. ―clava su vista en mí―. Sabe a menta.
― ¿Sabe? ―me descoloco.
― A diferencia de Haziel y otros ángeles yo percibo ciertos sentimientos de otra forma.
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Sangre de arcángel
Fantasy[EN EDICIÓN] "La mente humana, nefil y angelical no tendrán ni la más remota idea de los acontecimientos que están por venir. ¿Puede existir algo tan fuerte como la mezcla de sangre entre las criaturas más poderosas que han sido creadas alguna vez...