Secreto revelado
Si me diesen a elegir un lema que me distinga sería: "Bajo presión todo sale mejor".No me gusta maldecir a cada rato, pero ¡maldita sea! ¿Yo tuve la culpa que Haziel hiriera con su poder arcángel a todas esas aves que están tiradas en la terraza? ¿Por qué me atacan solo a mí? ¿Por qué me graznan con violencia?
Acabo de evitar el ataque de un enorme búho gris ―o eso parece― pero en el intento otro pájaro enorme me ha herido en mi brazo derecho con sus garras. El rasguño tiene poca sangre, y no se ve mal, pero sí se siente mal.
― ¡Defiéndete, joder! ―me grita el arcángel desde su posición sin poder hacer nada con esas cadenas puestas.
― ¡Cállate, tienes la culpa de todo esto!
― Luego podremos discutir, ven aquí. ―rezonga y resoplo. Claro, él lo hace ver fácil.
Bueno, podría ir y soltarlo con esas pocas gotas de sangre, pero no puedo. Las aves ven cualquier movimiento como una advertencia y se lanzan hacia mí, ni siquiera me dejan hablar. He estado esquivando varias en los últimos treinta segundos.
Pero no quiero herirlas. Lo juro, no quiero.
― ¡Basta! ―chillo mirando a todos lados, pues ellas están en todos lados, graznando con odio acorralándome y cerrándome el paso hacia donde está Haziel.
― No te harán caso. ―la voz de Haziel no suena fuerte, suena cansada y ni siquiera puedo verlo, no puedo perder de vista mis atacantes.
― Me dijeron que no podían atacar de verdad. ―murmuro.
― No pueden, a menos que ataques primero.
― Gracias por decírmelo ahora, luego de que tú mismo las atacases.
A simple vista se ve que ellas no pretenden herir a Haziel, ellas están enojadas conmigo, de alguna manera piensan que yo le permití al arcángel entrar, y... él las hirió. Como él mismo dijo, ellas están atacando porque las atacaron primero.
O tal vez Haziel las esté manipulando, ¿de dónde vino esa teoría?
― No ha pasado nada aquí, él se irá... ―cierro la boca porque cuatro enormes águilas oscuras aterrizan frente a mí, me sobrepasan en tamaño y no tienen ganas de hablar porque me atacan con sus garras y picos.
Se me vienen encima y sólo corro por el borde de la terraza en busca de Haziel. Mis puños están apretados, siento que si los abro el fuego saldrá sin control, ya mis manos tiemblan, mi cuerpo tiembla por el poder que amenaza con salir al exterior. Mi espalda parece estar cayéndose a pedazos, y ese dolor no lo sentía desde hace tres años y medio, es agonizante y no puedo entender el por qué.
― ¡Niamh, ven aquí! ―me grita Haziel, pero patino cuando enorme buitre me corta el camino aterrizando con alas extendidas―. ¡Niamh, aléjate del borde!
― ¡Déjenme en paz! ―chillo barriendo mis pies golpeando al ave con fuerza. También va para el arcángel lo que chillé.
Imagino que esto debe parecer una escena estúpida, yo siendo un simple grano de maíz y las aves a mi alrededor unas gallinas hambrientas. Es exactamente lo que parece, y no ha pasado ni dos minutos desde que ellas empezaron a atacarme. Todo va muy rápido, ya puedo imaginar las demás fieras venir aquí para despedazarme, porque a un imbécil se le ocurrió decir que ellas jamás atacarían para matar. Pero ellas claramente me están atacando para asesinarme. Para exterminarme.
Y lo peor de todo es que Haziel es el culpable de que ellas quieran matarme, él las hirió y ellas ni se han molestado en mirarlo, ni en escucharlo. Claro, cabe la posibilidad de que él esté tratando de hacer algo por mí.
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Sangre de arcángel
Fantasy[EN EDICIÓN] "La mente humana, nefil y angelical no tendrán ni la más remota idea de los acontecimientos que están por venir. ¿Puede existir algo tan fuerte como la mezcla de sangre entre las criaturas más poderosas que han sido creadas alguna vez...