Sangre de arcángel

PREFACIO | SEGUNDA PARTE

El fuego se extendía más allá de lo que sus ojos podían ver. Los gritos de una voz femenina llenaban el lugar estremeciendo a toda alma mortal e inmortal que se encontrase a kilómetros.

Alguien había muerto, y no era suficiente, alguien más tenía que morir, y así sucedió segundos después. Dos muertes eran suficientes para que ese fuego creciera y destrozara todo alrededor.

Ella esperaba que su visión terminara allí, pero las dos muertes no parecían ser suficientes. Alguien más tenía que morir.

―¡No!

Cuando ella despertó de su visión su fina ropa estaba pegada a su cuerpo por el sudor.

¿Estaba sudando? Era imposible. Hacía años que no sudaba, no después de tomar el Vixtal por primera vez.

―¿Es fuego? ―jadeó confundida mirando que enormes llamas la rodeaban.

Su vista viajó rápidamente a una de las tantas velas que encendía siempre que meditaba, estaba volteada y casi derretida completamente. La vela se había volteado y había quemado un cojín... y eran muchos cojines los que habían a su alrededor antes que ella tuviese la visión, todos ardían. Quedaban intactos solo los más cercanos a ella, y allí se dio cuenta que había un pequeño escudo a su alrededor.

El escudo impedía que las llamas la quemasen y que el humo la asfixiara, pero entonces la visión volvió y ella empezó a gritar de dolor.

―¡Ayuda! ¡Ayuda!

Muchas veces las visiones eran eventos del pasado. Siempre había sido así, pues nada de lo que ella veía se hacía realidad. Pero el fuego a su alrededor sí era real, el olor a carne quemada era real.

Solo allí lo entendió. Su visión no significaba nada, solo la distrajo para causar el fuego y que ella no se diera cuenta.

Solo una persona moriría.

Y era ella.

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Agradezco que en esta parte solo comenten las que están leyendo Sangre de arcángel por primera vez.

Los ama, Leddy.