Calipse
Haziel
― Bueno, a menos que le hayan salido alas...― Alguien la ayudó. ―afirmo en voz alta y me giro hacia mis hermanos. Ellos desvían su mirada de la mía, posiblemente por mi furia.
Estamos de nuevo en el Gran Salón frente al Gran Ventanal, la única entrada a mi morada.
― ¿Estás diciendo que un ángel del Beta ayudó a Niamh? ―pregunta Bered no muy convencido y asiento lentamente.
― Ella no dejó ningún rastro. ―murmuro dándome cuenta que he aceptado que se trata de ella.
Este dilema casi imposible provocará que mi cabeza estalle. Supongo que la desesperación que siento es muy parecida a la de un vulgar humano. ¿Qué carajos está haciendo Niamh? ¿Por qué no quiso verme? ¿Por qué ocultarse y luego escapar?
Tengo la respuesta a todas, menos a la primera. Es más que obvio que no quiere verme, ¿Por qué querría? Lo demás es más obvio aún, pues si no quiere verme es entendible que se haya escondido en mi propia morada y... luego escapase.
― Hemos buscado en todas partes. ―Bered sigue con ese tono enojado―. Si se trataba de Nia... ―suspira―. Nia se ha vuelto muy rápida ahora, practicamente escapó tan velozmente y...
― Dale más crédito. ―habla Ahilud―. Ella llegó sola, cruzó todo ese camino hasta acá sola, y se metió aquí sola, no ha dejado rastros de nada y se ha ido. Probablemente alguien la ayudó, quizás alguien estaba afuera esperándola, o quizá...
― Quizás huyó con Euro. ―hablo y miro de reojo que Jared rueda los ojos.
― Ya que no quieren ir con los Centinelas y empezar una ardua búsqueda masiva, entonces me iré.
― No puedo ir con los Centinelas.
― Oh, cierto. ―finge bondad―. Olvidé que odias ser el centro de atención, y que no quieres verte involucrado en nada más.
Si los Centinelas vienen encontrarán a la Jephin de Selma en la habitación de Niamh. Verán que he dejado la habitación de mi Jephin intacta, y... pensarán muchas cosas más.
No me conviene.
Mejor terminaré mi búsqueda yo solo.
― Esperen. ―la voz de Jared llega a mis oídos y alzo la mirada para verlo―. Faltó un lugar qué revisar. ―dice y evito mutarme.
― Sabemos que conservas la habitación de Nia. ―comenta Bered.
Maldición.
― Nadie revisará esa habitación jamás. ―espeto―. Creo que ella escapó, si lo hizo... entonces ella debe estar escondida lejos de aquí. ―respiro―. Así que, Bered irá a investigar a Berwyn, corroborará que ella está allí.
― No lo estará, pero para que seas más infeliz iré a corroborar que no está ahora mismo. ―dice y miro como no se molesta en decir nada más, sólo se va.
― Cualquier cosa, estaré en mi morada. ―murmura Jared con un tono agrio y yéndose tan rápido como Bered.
― Iré a buscar a Gema Dorada, creo que esta incertidumbre durará algunos días.
― No. Iré contigo a tu casa.
― ¿Qué? ―él frunce el ceño―. No deberías irte...
― Si se trataba de Nia, ella debe estar lejos, no entrará así tan fácil, de hecho, creo que no volverá. No es tonta. ―le explico―. Y si no es Nia, vamos tenderle una trampa, nos iremos, le daremos tiempo al intruso y regresaremos.
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Sangre de arcángel
Fantasy[EN EDICIÓN] "La mente humana, nefil y angelical no tendrán ni la más remota idea de los acontecimientos que están por venir. ¿Puede existir algo tan fuerte como la mezcla de sangre entre las criaturas más poderosas que han sido creadas alguna vez...