Capítulo 51

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Juramento de fidelidad

Me incorporo de golpe, jadeando como si fuese corrido cien kilómetros. Antes de que perdiera mis pocos poderes, podría hacerlo sin quejarme, pero ahora es diferente.

Miro mi alrededor y todo parece ser algo nuevo para mí. La habitación es básica, no tiene nada del otro mundo, no parece celestial por ningún lado. En cambio, hay algo raro en mí, no es tan preocupante, pero me siento más liviana.

Mientras recapitulo lo sucedido antes de quedar inconsciente por culpa de Jared, la puerta se abre y observo como entra Arien. Lleva jeans rasgados y una camiseta sin mangas. Alzo una ceja involuntaria cuando miro sus bíceps bien formados. Y... un tatuaje adorna su brazo, hace el papel de brazalete.

― ¿Y eso qué? ―pregunto y él mira el tatuaje entendiendo a que me refiero.

― Ah, bueno, me alegra que estés de buen humor ―murmura―. Esto es una marca que me señala como seguidor del Príncipe de los Mares ―se acerca estudiándome con cautela y yo salgo de la cama muy rápido―. Los tatuajes de los caídos son de tinta oscura o roja.

― ¿Acaso los no caídos tienen tatuajes también?

― Más que un tatuaje es una señal ―se ubica a unos cinco metros y allí se queda plantado mirándome con detenimiento―, son tres círculos unidos en algún punto.

Es un tatuaje bastante original, es como si fuese dibujado una línea alrededor del brazo hasta sellarla justo donde empezó, luego dibujaron otra muy cerca, y luego otra. Parecen las líneas que vemos en un dibujo de un átomo. Solo que son tres círculos.

― ¿Entonces esto es la marca que dice que le perteneces a Jared?

― Sí, soy un arcángel caído a su servicio.

― No sabía que todos los caídos tenían un tatuaje.

― Solo los que están bajo el mando de algún príncipe del mundo, y no todos trabajan para ellos ―objeta y me mira de arriba abajo.

― ¿Y los no caídos también poseen?

― Solo los ángeles y arcángeles del Creador, son marcas doradas que el mismo Creador les otorga o algún querubín ―me explica―. Los ángeles del Beta perdieron esas marcas al decidir vivir en el Beta.

― Igual que el color de sus ojos, y el aura de sus alas, pero yo las puedo ver, ¿por qué no vería sus tatuajes? ―enarco una ceja.

― Bueno, si no las has visto es porque no puedes ―se encoge de hombros.

― Nuevo nivel por desbloquear. ―murmuro.

― Tienes ropa allí ―me señala la mesita al lado de la cama y alzo una ceja en contra de mi voluntad―. Date prisa ―Arien está de espaldas cuando lo miro.

― ¿Ni siquiera me darás privacidad?

― Rápido, Nia, ¿no tienes preguntas qué hacer?

Bueno. No es como si tuviese sucia, la revolcada en la grama de anoche con Jared no fue la gran cosa.

Los pantalones me quedan un poco ajustados, y la camisa un poco grande. La chaqueta negra ayuda un poco, gracias al Creador.

― ¿Cómo te sientes? ―me pregunta él cuando termino de ponerme las botas nuevamente.

― Algo pasó ―le digo caminando hacia la puerta sin titubear―. ¿Dónde está Jared? Necesito hablarle urgentemente.

― Espera, aún no salgas.

― ¿Qué pasa? ―lo miro con desdén―, ya me cambié, joder, ¿y por qué no te acercas?

― Cálmate. ―alza sus manos rápidamente como si yo lo fuese a atacar.

Sangre de arcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora