Capítulo 22

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Cita con un demonio

Arien no me ha dado problemas para sospechar de que trama algo en mí contra, no es un patán del todo, pero tampoco es muy hablador. Aún no confío netamente en él, tiene que pasar por un período de campo para que pueda tener una insignia significativa.

Ya han pasado un par de días desde que él me trajo a Carolina del Norte. Mia ha estado teniendo mucha fiebre desde ayer en la mañana y Elsie no se cansa de darme ideas para poder saber más sobre el paradero de mi padre. Eva ha estado normal, precavida e inteligente. Como su madre.

― Escucha, sé que muy dentro de mí... tengo un cerebro que aún duda que de verdad esté pasando todo esto, pero todo lo que te digo es cierto. ―mi amiga está bajándole la fiebre a Mia con paños tibios mientras Eva está en la sala viendo caricaturas―. No he dejado de pensar en esos dos ángeles.

― Lo sé, y no pienso ir al Beta. ―repito por enésima vez.

― ¿No te da curiosidad saber sobre ellos? ¿Qué tal si lo condenaron?

Hago una mueca desagradable. Elsie ha sabido sobrellevar todo esto, durante estos dos días hemos hablado de todo; me he ahorrado algunas partes que considero que no son importantes. Como por ejemplo, el tema de los caídos que andan secuestrando Nephilim alrededor del mundo y temas profundos del quinto cielo. Tampoco le he hablado del querubín, es decir, no le he dado la importancia que él tiene. O sea, no es cualquier ser, es un jodido querubín caído.

― Sé que no me quieres decir tus sospechas sobre quien puede ser tu padre biológico, pero...

― Yo no lo llamaría biológico. ―murmuro―. Ni siquiera es humano.

― También tenemos el tema de que Blay no ha aparecido.

― No nos ha encontrado.

― Nia. ―rezonga―. Arien lleva dos días intentando encontrarlo. El pobre ya no tiene puntos clave para buscarlo.

― Bueno, Blay no puede ir al infierno. ―intento zanjar el tema, pero ella solo me mira con seriedad.

― Podrá ser un mentiroso, pero él te ha tratado bien todo este tiempo, ha cuidado de ti, y...

― Y me dijo que era mi padre cuando así no lo era.

― Te lo dijo para protegerte.

― Es una simple teoría. ―manoteo y escucho a Eva reír en la sala―. Puede que él... siempre estuvo planeando crearme. Pero no me imagino a Blay teniendo una amistad con mi padre hace veintitrés años, de hecho, ¿Cómo demonios mi madre pudo tener relaciones sexuales con él?

― ¿Él?

― Sí, o sea, el ser que de alguna manera usó su esperma.

― Dijiste que... sólo pueden procrear seres que aún no han recibido la condena. ―Elsie piensa un momento, tejiendo ideas en su mente y descartando otras mientras deja el paño a un lado―. O sea que... hace veintitrés años tu padre no había caído.

― Hay miles de razones por la cual un ángel no caído o arcángel o lo que sea, nunca haya querido infringir esa regla. ―le recuerdo―. Cuando eso pasa el Creador recibe una alerta roja de inmediato. Los únicos ángeles que siguen cayendo vienen del Beta. ―comento―. Nadie del Séptimo Cielo ha caído desde esa rebelión antes del diluvio, entonces dudo que ese ser no haya caído hace veintitrés años.

― ¿No crees que puedan haber procreado y se estén ocultando? Si ese Haziel pudo mentir...

― Shhh. ―la reprendo―. Entiende que los humanos actuales ya no tienen el mismo vigor que los humanos del tiempo del Diluvio, ya no puede dar a luz a algo tan poderoso. ―le explico y ella aplaude una vez―. Descarta esa idea de una vez.

Sangre de arcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora