Escuchar: Hymn for the weekend de Coldplay antes de empezar a leer.
Aetnem
Probablemente mañana amanezca exhausta, muerta quizás.
Pero mi madre no trajo al mundo a una cobarde.
― ¿Qué fue lo que te dije, Niamh? ―la pregunta jadeante y ronca de Jared me causa un hormigueo en el oído.
Estoy tumbada boca abajo en el desastre de colchón y él está detrás de mí entre mis piernas, con una mano me rodea el cuello para sostener mi cabeza cerca de su rostro y con la otra me azota una nalga sacándome un gemido sonoro cuando no respondo.
― Responde, Niamh.
― Ojos abiertos. ―susurro sin aliento y parpadeo varias veces obligándome a no cerrar los ojos.
Su miembro está dentro de mí y no me deja pensar con claridad, quiero que se mueva y él no lo hace, solo me está torturando.
― Esto se ve celestial. ―lo escucho decir y giro mi cabeza hacia atrás para mirar como admira mi trasero tomándolo y masajeándolo con devoción.
Sus ojos violetas casi negros se encuentran con los míos y respiro hondo. Su cabello oscuro está húmedo y desordenado, tiene una capa de sudor por su cara, por todo su cuerpo, su expresión feroz no me aquieta, todo lo contrario, aviva el deseo dentro de mí.
Él saca su miembro de mi interior y se me eriza la piel cuando coloca el glande en la entrada de mi ano. Abro los ojos con sorpresa y miedo.
― No será hoy, pero será algún día, Niamh ―promete empujando solo un poco y chillo negándome a ello.
― No puedes. ―farfullo casi afónica―. Me romperás.
― ¿No era eso lo que querías?
Me quedo en silencio desviando la mirada y siento una palmada en mi nalga más adolorida. Ya no duele, al contrario.
― Es muy grande, joder. ―espeto―. Es... muy grande. ―repito enojada―. Solo... sólo...
Me tiene con esta tortura desde hace minutos, me lleva a la cima, pero no me suelta, no permite que mi orgasmo estalle. Estoy temblando de deseo y él no quiere follarme.
― ¿Quieres esto? ―pregunta penetrándome con dos dedos muy lentamente.
― Oh, sí... ―alargo las íes terminando en un gemido anhelante y empujo mi trasero hacia él―. Por favor. ―saca los dedos y empuño mis manos al borde del llanto. No le grito nada porque solo me ganaré una nalgada.
― Adoro verte temblar de impotencia y de deseo. ―susurra―. Sé lo que siente.
Sé lo que se siente. Me duele saber eso.
― ¿Tienes idea de cuánto anhelé esto, Niamh? ―su pregunta cargada de ferocidad me hace tragar duro.
― Lo tienes, sólo... sólo tómalo. ―le suplico.
― Lo estoy tomando, pero no quiero que termine, están pasando las horas, se me acaba el tiempo, Niamh.
¡Maldita sea, joder!
― ¿Lo quieres? ―él me penetra de golpe sacándome un grito escandaloso que me deja sin aire―. Lo tendrás.
Él atrapa mi trasero con sus dos manos y lo hace. Me embiste una y otra vez con fuerza, adentro y afuera, adentro y afuera. No pasa ni un minuto antes de que estalle en mil pedazos amenazando con desmayarme. Mi mente no logra canalizar algo coherente, nada existe a mi alrededor, solo mi corazón al borde del abismo siento inmensamente feliz.
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Sangre de arcángel
Fantasy[EN EDICIÓN] "La mente humana, nefil y angelical no tendrán ni la más remota idea de los acontecimientos que están por venir. ¿Puede existir algo tan fuerte como la mezcla de sangre entre las criaturas más poderosas que han sido creadas alguna vez...