El cataclismo IHay muchas formas en las que puedo asumir esto, pero nunca me preparé, y por eso todo va a salir mal.
― ¿Qué hace él aquí?
― Supongo que después de confesarnos que... ―él guarda silencio abruptamente y me giro para mirarlo con mirada inquisitiva.
― ¿De qué? ―insisto y él mira hacia el alto y casi inacabable techo durante un par de segundos y luego me mira con ojos asombrados.
No me da tiempo de decir o preguntar nada más porque se escucha un estruendo en algún lugar de la morada. Me trago el grito que estaba a punto de proferir y corro hacia la ventana tambaleándome de sólo imaginar que él está atacándonos, pero Jared me lo impide halando de mi brazo.
― Las aves harán su trabajo, si él hiere a un animal de estas Tierras sabe que estará en problemas de por vida. ―dice y lo aparto de un empujón.
― Está atacando la morada, ¿Sí entiendes? ―espeto furiosa―. Es obvio que atacará a las aves, y que llamará la atención y los arcángeles vendrán y no podremos escapar.
― No lo hará. ―me zarandea―. Y baja la voz, la morada tiene un escudo protector que impide que los que están fuera de este territorio escuchen, pero no subestime el oído de Haziel.
― Sí lo hará... ―otro estruendo y Jared me suelta para pasarse las manos por los cabellos.
― Este arcángel idiota, parece un humano. ―rezonga caminando hacia la puerta y esta vez yo lo detengo.
― ¿Crees que me haya visto contigo?
― No sé si nos vio. ―susurra irritado―. Su vista es excelente, la de todos nosotros...
Mi corazón retumba en mi pecho porque no sé qué decirle si Haziel no deja de atacar la morada porque enfureceré de solo pensar que está arruinando este hermoso lugar.
― ¿No tendrá problemas por atacar la morada de Blasius?
― No mientras no lastime... ―otro estruendo y ahogo un grito.
― Está destrozando mi casa. ―empuño mis manos transformando mi miedo en enojo.
― ¿Y qué vas a hacer? ―me espeta con un poquito de desprecio―. Si salgo afuera a detenerlo él va a hacer muchas preguntas, todos sabemos que el acceso a estas tierras es imposible...
― ¿Serías capaz de detenerlo? ―pregunto asombrada y él rueda los ojos y luego suspira con suficiencia.
― Haziel es mi hermano, pero si te lastima soy capaz de dejarlo sin alas sin titubear.
Lo miro pasmada. Ni siquiera puedo parpadear... ¿Qué? ¿Qué significa eso?
― No quiero que le cortes las alas. ―musito.
― Lo sé, y por eso tienes el placer de verme alterado. ―dice con tono enojado y mirada felina―. No me dejas elección, si él nos descubre me importa muy poco nuestra hermandad, pero tienes que saber que si él intenta herirte no me va a importar sus alas. Sin compasión, sin premeditación, Niamh, no lo olvides.
Sin compasión, sin premeditación. Ese es el lema de Jared. Joder.
― Basta, nadie le va a cortar las alas a nadie. ―manoteo intentando no pensar en las palabras de Jared.
Mi corazón retoma los rápidos latidos que habían disminuido gracias a las palabras amenazantes de Jared.
― ¿Qué crees que hará cuando me vea muy campante a tu lado? ¿Crees que va a cantarnos una alabanza? ―él se calla cuando el sonido de muchos graznidos llega a nuestros oídos.
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Sangre de arcángel
Fantasy[EN EDICIÓN] "La mente humana, nefil y angelical no tendrán ni la más remota idea de los acontecimientos que están por venir. ¿Puede existir algo tan fuerte como la mezcla de sangre entre las criaturas más poderosas que han sido creadas alguna vez...