Capítulo 54

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Dos días

Me paseo de un lado a otro en mi habitación. Hace muchos minutos, quizás un par de horas, que Jared se fue y aún no llega Luci.

Roma tampoco ha venido, y el silencio en este lugar es insoportable. No hace calor alrededor, pero desde hace dos horas que estoy sudando. No mucho, pero odio sudar. Además de eso... Tengo una incomodidad en mi cuerpo, es como si necesitase descansar. No dormir, solo descansar.

Camino hacia la puerta y me detengo con mis manos en el pomo.

¿A dónde voy? No hay nada aquí que me llame la atención.

Todos los ángeles que me juraron lealtad ya deben saber mi elección, quizás estén enojados, o quizás no. De lo único que estoy segura es que ellos ejecutarán todo al pie de la letra, su promesa de lealtad está por encima de sus decisiones.

La pregunta es: ¿Quiero hacer eso? ¿De verdad?

Solo debo pensar en Evanie, en Mia, y en todas las personas que amo. Aunque Jared haya experimentado una derrota y haya caído... Yo no quiero que le pase algo peor que eso, no quiero que lo encierren en Épsilon, y sé que él también quiere mi seguridad, pero... yo no debo ser egoísta. No puedo pensar solo en mí y en Evanie, por más que quiera... sé que no debo. Debo salir victoriosa, sí, pero también ellos deben salir victoriosos conmigo.

―Dios. ―Me paso las manos por la cara con exasperación.

Entre otras cosas, Haziel no mencionó nada acerca de Evanie. No me dijo nada acerca de ese asunto, ¿eso quiere decir que no sospecha que Evanie es su hija? Cada vez que pienso en eso me desespero, porque... ¿Cómo se supone que se lo diga? Se lo oculté por obvias razones, él ama su vida en el Beta, ¿qué pasaría si esto llega a oídos mayores? Es más que obvio que lo lanzarán a Épsilon al lado de Uriel. Será un desastre.

Y, además de esto, Haziel ha manifestado muchas veces su desprecio al tema de tener hijos. No soy tonta, sé que existe la posibilidad que Evanie salga herida en todo esto.

Definitivamente hablar de Evanie y de Haziel me llena de ansiedad. Es un tema que aún no estoy preparada para afrontar, porque sí, quiero confesarle a Haziel que es padre, pero a la vez pienso en el desastre que eso ocasionaría en los Siete Cielos.

―Nia. ―La voz de Roma me hace dar un salto desde mi posición cerca de la cama. ¿Cuándo llegué hasta aquí?

Roma está de pie en la puerta mirándome sin mucho interés. Creo que esta es la segunda vez que Roma me llama por mi nombre.

―¿Qué? ¿Llegó Luci?

―Te manda a decir que tendremos visitas.

―¿Qué tipo de visitas? ―entornos los ojos.

―Solo vine por ti ―se limita a decir.

―Bien, vamos...

―No, debemos esperar que él lo ordene.

Asiendo sin mucha convicción y respiro hondo. Bien, no quiero pensar mucho, debo relajar mi mente porque si se trata de las Jerarquías, ellos pueden sentir ciertas emociones, y para eso debo estar concentrada.

Me miro en el espejo ovalado y enorme de mi habitación y corroboro que mi camisa rosa esté acorde para la ocasión. El jean oscuro que tengo puesto no me queda mal, y tuve que colocarme botas para que nadie vea la pulsera tobillera que me dio Jared.

En un momento Roma está detrás de mí con el ceño fruncido. Me giro y él me escudriña un poco bajando y bajando... hacia mis pies.

―¿Qué? ―balbuceo.

Sangre de arcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora