Capítulo 34

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Ashkanizkael


Procesando.

Aún lo estoy asimilando, y no creo que lo logre procesar.

― Todo esto no va a estar en tu memoria, pero ya que pudiste romper el cerrojo que puse en tu mente, puedo jurar que terminarás rompiéndolo de nuevo más adelante...

La mordaza no permite hablar, solo las lágrimas lo hacen, de alguna forma ellas le están diciendo que me estoy rompiendo. Mi respiración agitada duele, todo duele ahora mismo.

― Yo te amo, Niamh. ―expone como si eso arreglara todo, acto seguido, se me escapa un sollozo.

Niego con la cabeza negándome a aceptar esto, él no puede estar aquí. Él no puede ser Serkan. No y no. Esto tiene que ser una jodida broma del Creador.

Él habla:

― Tú no entenderías el concepto del amor, los humanos no lo entienden, y tú fuiste criada como una humana casi toda tu vida y no lo entenderías. Cada quien tiene su propio concepto del amor.

Le pido débilmente que se calle la boca, pero con una mordaza las palabras no se entienden, y temo que me pueda dar un infarto ahora mismo.

― Todo esto tiene una explicación. ―afirma arrodillándose delante de mí, casi entre mis rodillas, buscando mi mirada con la suya―. Yo te la voy a dar, pero ahora no, aquí no.

Mi respiración empieza a agitarse más por el enojo y la decepción. Él lo nota y me quita la mordaza de la boca dejándola por debajo de mi barbilla.

― Sé que no vas a gritar, solo empeorarías todo y no saldrías viva de aquí. ―susurra―. Eso no nos conviene.

Uno...

Dos...

― ¿Qué es esto? ―sollozo conteniendo un llanto fuerte―. ¿Qué es esto?

― Cuando acepté trabajar con Belial acordamos que no podía usar mi nombre, no soy un caído, así que... escogí Serkan porque él y tú tuvieron una historia muy agradable hace casi dos años atrás.

― No.

― Mi contribución con los ángeles piratas es muy importante, soy un arcángel no caído, a Belial le interesó mi ayuda en cuanto tuvimos una charla. ―exhala con cansancio―. Hace muchos años... trabajé con el querubín caído, él tenía sus propios planes, no eran parecidos a los de Belial, pero nunca quiso darme lo que pedí, es por ello que desaparecí de su radar llevando conmigo todas sus ideas.

― Me has mentido. ―sollozo con dolor y resignación―. Todo este tiempo me has mentido, ¿sí sabes que eras la persona en la que más confiaba?

― No.

― ¿Ya no lo soy?

― Todo este tiempo... tú... ―hipeo―. Al final de todo eres igual que Zack.

― No, Zack te iba a entregar a otro muy pequeño grupo de ángeles caídos que pretendieron copiarle el plan a Belial, pero ellos ya no existen gracias al Clan Castigador.

― Eres un descarado.

― Nia, Haziel te secuestró y te mintió feamente mientras estuviste en el Beta, y aun así tuviste un revolcón con él antes de regresar con el Princek, ¿en serio estás diciéndome que soy un descarado?

Sacudo la cabeza con indignación. No voy a preguntarle de dónde sacó esa información.

― Dijiste que eras mi padre. ―bajo la mirada―. No lo eres.

Sangre de arcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora