Capítulo 39

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Soy adicto a ti

Estar con Haziel y Jared en el mismo lugar, a menos de dos metros de distancia de cada uno nunca me da, ni me dará paz. Siento que en cualquier momento ellos van a arrancarse la cabeza.

― Quiero ver la marca. ―pide el arcángel con voz baja y Jared suspira buscando paciencia.

Estamos cerca del borde de la terraza, la luna ilumina mucho, y las farolas iluminan aún más todo el espacio. Varios mechones de pelo se han salido de mi coleta alta, y solo espero que Jared le diga algo, pero no lo hace. Solo se quita el suéter gris por la cabeza y no puedo evitar abrir mi boca un poco al ver ese abdomen.

Maldita sea, ¿por qué tienen que ser así? ¿Por qué? ¿Acaso no hay algún ángel que no tenga un cuerpo esculpido por el Creador?

Se me escapa un sorpresivo: "Guau" y ellos me miran al mismo tiempo.

― Me sorprendo porque por primera vez veo a un ángel con sus alas visibles sacándose una camisa sin complicaciones. ―miento―. Es como si las alas no estuviesen conectadas a la espalda.

― Son sólidas cuando lo deseamos.

― Oh, eso explica todo.

Jared gruñe ante mis palabras y Haziel se acerca un poco para mirar la cicatriz muy fina en el lado izquierdo del pecho del ángel pelinegro. Dos líneas algo curveadas, una encima de la otra paralela a la mitad. Mientras tanto, estoy viendo como el cabello sobre la frente de Jared se pavonea diciendo "todo lo que tiene este ángel es perfecto". Él me está mirando y cuando me doy cuenta de ello aparto la mirada disimuladamente.

― Niamh no puede otorgar rangos ni jerarquías. ―habla el incrédulo de Haziel.

― Di por hecho que lo que no pudo leer Niamh en el Princek contiene información acerca de esto. Niamh tiene el poder de condenar y librar de la condenación, ese poder es enorme, así que no dudo en que pueda otorgar jerarquías.

― Sí siento más poder en ti, pero... ―mira a Jared con desdén―. No creo que haya funcionado.

― No sería la primera vez que dudas de mis capacidades. ―murmuro con aires altaneros y él me da una mirada seria.

― No dije eso.

― Cuando llegaste y mencionaste que sentiste algo diferente bloqueé todo, no era consciente de lo mucho que me estresa tu presencia. ―la sinceridad de Jared me hace alzar las cejas mientras él se pone la camisa lentamente dándome una excelente vista de sus abdomen contrayéndose mientras se la pone―. Pero incluso yo sé que algo cambió cuando ella se atrevió a hacer lo que hizo. No me hace feliz, pero tampoco le pongo cuidado.

― Solo hay una manera de saberlo. ―dice Haziel y se acerca al ángel sin titubear.

Me preparo para un desastre, pero Haziel solo extiende la mano hacia Jared. Éste lo mira con aburrimiento y yo me cruzo de brazos.

― ¿Ahora qué? ―espeto―. Ya, déjense de estupideces, necesitamos irnos no saber quién lo tiene más grande.

― No es necesario hacer esto. ―murmura Jared caminando hacia mí, por un momento de desconcierto, pero creo que él está dando por hecho de que será él quien me llevara.

― Haziel, por favor. ―farfullo intentando no mirar a Jared acercarse―. Ninguno es más macho que el otro.

― ¿Macho? ―Jared está sonriendo―. Bien, no suena tan mal.

― Suena horrible. ―rezonga Haziel―. ¿Qué haces? ―le pregunta a Jared y yo carraspeo.

― Yo llevaré a Niamh. ―dice el ángel como si nada y trago duro intentando parecer lo más normal posible cuando se detiene frente a mí.

Sangre de arcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora