Capítulo 50

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NATHAN

Su abrazo  era increíble. Tenerla apoyada contra mi hombro mientras yo la tomaba por la cintura y apoyaba mi barbilla en su cabello era lo mejor que había sentido en mucho tiempo. Sentía que podía que ser invencible por ella. Pero el problema con esto era que ella no necesitaba que lo fuera. Ella había hablado de corazón, yo lo sabía, se sentía el dolor en sus palabras. No sería yo el primero hacia quien ella corriera. Sin embargo, tal vez _____ no se daba cuenta o tal vez sí, pero era tan transparente a veces. Ella había pretendido que sonara como si fueran palabras que le dices a un amigo cuando lo quieres mantener en la “friendzone” pero pude ver el trasfondo de lo que decía. Había dolor presente en cada letra pronunciada.

Estaba tratado de mantenerme al margen y que nada arruinara ese momento, pero de pronto no pude hacerlo. El saber que ella me quería como algo más que amigos. No sabía si como novios, como pareja, como algo en medio de eso pero sabía que ella me quería y me veía como yo a ella. Ni su discurso disfrazado de desinterés por ese algo más me hizo cambiar de idea, al contrario, me animó más y mi abrazo fue más fuerte. La tenía tan cerca de mí. Separé mi rostro y la vi fijamente. Ella hizo lo mismo. Algunos segundos que duraron años pasaron. Me incliné hacia ella y sentí su cuerpo tensarse pero no apartarse. Lo pensé, y en lugar de besarla como mi cuerpo me pedía, la besé como mi alma lo sentía. Besé su frente.

Ella suspiró y luego de otro par de segundos, de esos que duran años, nos separamos y seguimos caminando. Recorrimos las calles del centro de la ciudad sin hablar. Los dos conocíamos el itinerario por lo que sabíamos perfectamente a dónde dirigirnos mientras que pensamientos, sentimientos, escenarios imaginarios y posibilidades martillaban mi cabeza (y esperaba que también la suya).

El silencio con _____ nunca era incómodo. Pero este mataba.

Pasamos uno, dos, tres, cuatro… siete posibles lugares para el “Back to school”. Era extraño sentir tensión sin sentir incomodidad pero así era. Había tensión entre nosotros, mas no necesariamente mala. Yo sentía algo semejante a la fuerza de gravedad ejerciendo peso pero ella era mi centro, algo como magnetismo y ella era mi polo opuesto. Algo me arrastraba hacia ella y era imposible luchar contra esa fuerza. Aunque quería ser invencible por ella, no lo era. No podía pelear contra lo que sentía por _____ a pesar de que ella lo hiciera tan bien. Yo ya no era tan fuerte ni tan bueno ocultando lo que sentía. _____ se había convertido en mi debilidad.

En el taxi de camino a casa saqué mi celular para enviarle un texto citado a Taylor. Esta vez no me iba a apiadar de sus sentimientos. Taylor sabía que yo quería terminar con ella desde hacía meses, por eso cuando lo veía venir, hacía lo posible por evitar que yo hablara pero ahora nada impediría que lo hiciera.

-          El segundo fue mi favorito.- Un susurro vino del otro lado del asiento.- Creo que es algo más adecuado a lo que buscamos.

La última frase la dijo _____ viéndome.

-          ¿Qué te gustó de ese en particular?

-          Es cerrado. Aunque tenemos playa, en estas fechas del año sigue haciendo frío por la noche y hablo por todas las chicas de la universidad que decidimos usar vestido o falda ese día, cuando digo que prefiero un lugar cerrado.

-          Y hablo por todos los hombres de la universidad cuando digo que nos encanta que ese día, las que nunca usan falda o vestido, se animen a usar falda o vestido. –Hablar con ella e ignorar la tensión siempre era fácil. Como era fácil sentir que coqueteaba con ella.

-          Que gusto que les guste. –ella sonreía- Además es más grande, más barato y tiene mejor iluminación. Puedes poner el tema que quieras.

Kiss...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora