Prólogo

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Okay, los cambios son buenos ¿no? Con un cambio tan radical como ese me puedía reinventar, corregir mi conducta y así tal vez podía regresar a mi casa y… ¿A quién quiero engañar? Ni de chiste regresaría a esa casa, por nada me hubiera perdido este ambiente, solo universitarios, dormitorios con amigos, fiestas y nadie que me vigile todo el tiempo. Ya iba a ser yo con toda libertad y nada de cuidarme de los entrometidos “amigos” de mis padres que por su culpa estaba ahí solo.
Pero en fin, supongo que tengo que agradecerles porque si ellos no hubieran abierto la boca con mis padres, seguiría en esa ciudad llena de zalameros y mustios que querían aparentar lo que no son.

*FLASHBACK*


-Nathan ¿Qué estás haciendo? Si te atrapan nos van a correr de la universidad.
-Ay Siva, no seas niña, ya ayúdanos a subir la barda a Nathan y a mí. Si a ti te da miedo, yo voy con él y tú te quedas a vigilar que los de seguridad no nos vean.
- ¡Hey! Ya estoy acá arriba, pásenme las botellas.
- Mmmm… Emmm… Bueno ya, vamos los 3 pero ¿Nath, para que quiere las botellas ahorita?
- Para tomar ¿puede ser? Haha ay, Siva ¿Para qué otra cosa las querría?
- Haha está bien, está bien, ¿Cuál primero?
- Pues venia tomando tequila… Dame el whisky.
- ¿Qué, Siva? Ya mejor subí yo solo y les abrí la puerta, así que, Nathan, ya puedes bajar de ahí para entrar.
- Ustedes adelántense, yo voy en un momento…

Mientras iba con la botella de whisky en la mano pensaba en que en si había un día histórico en nuestra pequeña universidad era ése, la única ocasión en que todo el alumnado, hombres y mujeres se quedaban a dormir en el campus, obviamente por ser de una ciudad tan chica, era una universidad pequeña y por lo tanto conservadora, así que estaban separadas las casas de campaña de las mujeres y los hombres y por alguna extraña razón nadie en 103 años había roto la regla de “no cruzar al campamento contrario” pero ya que mis amigos y yo lo íbamos a hacer, no podíamos hacerlo solo histórico, me propuse hacerlo épico… 

Habíamos llegado al campus en la hummer de Siva pero entrar con ella sería algo tan sencillo que cualquiera lo hubiera supuesto, todos en realidad habían pensado que algún día haríamos eso; la moto de Peter era frágil y parecía que se rompería en el primer salto, así que seguí buscando opciones cuando de pronto vi un pequeño destello de luz que provenía del retrovisor del carrito que usaban los hombres de seguridad para recorrer el campus.

Una vez me habían perseguido con uno de esos cuando intentaba huir del laboratorio de química después de causar una pequeña explosión que provoco unas cuantas intoxicaciones inofensivas a mis compañeros (que delicados, en serio) y comprobé que en realidad podían ser veloces cuando querían… 

Después de comprobar que tuviera la llave puesta pensé que no habría nada mas épico que secuestrar un mini auto del campus para romper una reja deliacada y entrar al campamento de las mujeres y fastidiarlas un rato, además de que a la mayoría le gustan los chicos malos aunque no lo acepten abiertamente. Si bien yo no me consideraba “el chico malo” (ese era Peter) si era parte de los que poco nos interesaban las clases y no sé porque siempre me ponían a mí como si fuera el responsable de nosotros tres, yo tan solo me preocupaba de pasarla bien pero Siva (que era nuestra voz de conciencia muchas de las veces) siempre trataba de mantener esa diversión en un límite, para ser honesto a veces se lo agradecía.

Tomé el carrito empujándolo un poco lejos de la casa de seguridad para poder encenderlo sin despertar a los policias escolares antes de lo previsto. Así lo hice y bueno… el resto es historia.

El siguiente recuerdo fue que mientras los de seguridad me jalaban de los brazos, Samantha Harrys seguía besándome y yo estaba con un brasier en la cabeza… 

*FIN DEL FLASHBACK*

Es por eso que por un segundo pensé que estar en una nueva universidad podría ser un buen incentivo para cambiar, pero ¡qué rayos! Era joven, tenía el dinero de mis padres y estaba en una de las universidades más grandes, en una ciudad con una playa de sueño y con departamentos para estudiantes en el campus donde no hay nada de reglas más que presentarse y cumplir en las clases, El cómo te comportaras el resto del tiempo no les importaba.

Lo primero que hice al llegar a mi nuevo campus fue tratar de buscar mi cuarto, se suponía que lo compartiría con otros dos, pero en realidad este campus era enorme. Por “accidente” seguí a unas chicas que eran hermosas y terminé en el edificio de las mujeres. Como era apenas el inicio de clases todas se estaban instalando conforme llegaban y veía una chica desfilar tras de otra presentándose, desempacando, mostrando su ropa una a la otra; Me estaba aburriendo hasta que vi a un par intercambiando su ropa con la puerta de la recamara abierta, ahí estaba yo contemplando todo ese espectáculo cuando algo, o alguien mejor dicho, topó fuertemente contra mí y solo alcance a ver una silueta corriendo apurada entre los pasillos. Esta figura grito “¡Lo siento!” y desapareció, pero dicha acción alertó a las chicas que con un movimiento, me cerraron la puerta en la cara dándome un rápido pero duro golpe en la nariz.

Después de esto una mujer de unos 28 años llego empujándome hacia la salida. Al parecer era la responsable de la protección de las chicas.

- Creo que te perdiste ¿no, chico nuevo? Tu edificio está del otro lado del campus, pero puedes visitarnos cuando quieras, solo avísame para que no pases por el cuarto de las escandalosas. Me llamo Karen –me dejó saber simpáticamente.

- Si, gracias, estaba completamente perdido, y Karen… pronto nos veremos.- definitivamente ella me había caído muy bien automáticamente.

- Me parece perfecto, nuevo – dijo con una sonrisa honesta- supongo que ya sabes dónde encontrarme.

-En este edificio…- dije devolviendo aquel gesto- … Por cierto, yo soy Nathan.

Kiss...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora