Capítulo 49

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NARRADO POR ______

Entonces tomé  conciencia de que Nathan estaba  tomando mi mano con nuestros dedos entrelazados. Mil revoluciones recorrían en mi cuerpo pero no podía seguir imaginándome historias de él conmigo y luego golpearme con la realidad. Era muy doloroso y lo quería demasiado sin embargo también tenía que cuidar de mi corazón.

Solté su mano. Él me miró extrañado y me limité a morderme el labio donde ya tenía una marca de tanto hacerlo y voltear a la ventana para tratar de distraerme con los coches pasando y las personas que iban de arriba abajo en las calles de la ciudad, quizá yendo a su hogar luego de un cansado día de trabajo para ver a su familia quienes lo recibirían con tanto gusto y un fuerte abrazo, otros en el mismo caso pero llegarían a una casa llena de peleas, discusiones y buscarían cualquier pretexto para salir nuevamente.

O alguien como yo, enamorada de la persona que no debería,  sintiéndose extraña en su propio hogar,  invasora. Lejos de sentirme cómoda,  me sentía culpable por cosas que ni siquiera hacía, pero que con mucho gusto pensaba, culpable por los sentimientos que me tragaba,  palabras atoradas en mi garganta, nudos en mi estómago y mariposas enjauladas en algún lugar de mi cuerpo que no permitía que volaran en libertad dentro de mí. Si yo no podía tener esa libertad, no permitiría que nada de mi cuerpo la sintiera porque era insoportable tener tantas sensaciones fabulosas estando a su lado y estar consciente de que esas sensaciones no me pertenecían a mí, eran de mi hermana. Yo no debería sentirlas.

Llegamos al primer lugar para ver y Nathan me abrió la puerta (como si no estuviera lo suficientemente mal, él me abre la puerta). A veces quisiera que dejara de ser tan caballeroso y autentico, tan él para no  tener que estar enamorada de Nathan. Una chica de unos 27 años nos estaba esperando para darnos un recorrido y decirnos los servicios con los que contaba el salón: luces, humo, sonido para 4 DJs y por si queríamos ofrecer cena, tenían un paquete de platillos a elegir y podríamos asistir a una degustación completamente gratis, Nathan apartó la cita para la degustación solo para dos personas. Yo comenzaba a pensar en Taylor del brazo de Nathan comiendo de la cuchara del otro cuando uno de ellos ofreciera un poco de lo que tenía servido y mi escape personal (morder mi labio inferior) comenzaba a hacer de las suyas cuando de pronto escuché a Nathan preguntándome si al día siguiente también tenía libre la clase de “desarrollo profesional” y respondí, cuestionándome el por qué de su pregunta si él ya sabía que nuestro profesor había sufrido un desafortunado incidente en coche y no podría dar clases toda la semana. Luego dio nuestros nombres para la degustación y la apartó  a la hora de la clase que tendríamos libres.

-          Nadie mejor que tú para acompañarme en esto – Dijo en mi oído cuando la señorita siguió con el recorrido.

 Recibimos las hojas con presupuestos y nos dirigimos al siguiente.

-          ¿Por qué estás tan callada, he hecho algo para molestarte, _____?

-          No – sonreí- ¿cómo crees? Es solo que estaba tan de malas por otras cosas, ¿he estado seria? Discúlpame, no pensé que lo estuviera siendo –lo decía en verdad, no pretendía ser grosera ni hacerlo sentir culpable de nada.

-           Está bien ¿puedo hacer algo para hacerte sentir mejor? Sabes que me puedes pedir cualquier cosa y lo haré.

Sabía que hablaba en serio, fuera lo que fuera que yo le pidiera él haría lo posible para hacerme sentir mejor y era eso precisamente lo que me hacía sentir mal.

-          Nathan, estoy perfectamente, no te preocupes…

-          ¿Por qué nunca dejas que haga algo por ti? –Interrumpiéndome metió sus manos a la chaqueta gris ajustada que le quedaba tan bien y enmarcaba sus hombros anchos- Ni algo pequeño.

-          Porque no es tu deber hacerlo –admití un poco avergonzada.

-          Sé que no es mi obligación pero a veces quiero hacerlo. No solo es por ti, si eso te incomoda.

-          ¿A qué te refieres?

Suspiró fuerte, se encogió de hombros y dejó de caminar cuando se colocó frente a mí.

-          Quiero –se señaló a sí mismo efusivamente inclinándose hacia mí- hacer cosas para ti. Por ti. Puede que ante ti no signifiquen nada pero para mí sí. Sería un honor que me permitieras ayudarte de vez en cuando a pesar de que sé que no necesitas mi ayuda en muchas cosas. Sé que eres perfectamente capaz de hacer cualquier cosa que te propongas por tu cuenta pero a veces yo necesito ayudarte, animarte, hacerme sentir que no soy tan ajeno a ti. No me niegues esto, _____. No me digas que no es mi obligación hacerte sentir mejor, ayudarte, preocuparme por ti. No puedes negarte a esto. Por favor.

No sabía ni qué decir, mis pensamientos no se ubicaban para ser uno solo, ¿qué se supone que debía responder?, ¿por qué me decía esto? Si actuaba indiferente le haría tanto daño a él como a mí y si correspondía al final del día yo me sentiría peor que nada viéndolo con Taylor. Lagrimas amenazaban con salir pero no podía permitirme ser tan débil.

-           Siempre estaré feliz de que estés a mi lado, siempre me sentiré mucho mejor con el simple hecho de que estés conmigo. No tienes por qué sentirte mal si yo no corro a ti primero ante cualquier problema, la que debe hacer eso es Taylor y sería raro que yo tomara ése lugar. Si lo he hecho o te he causado dolor, perdóname, no volverá a pasar… –Nathan me miraba irguiéndose a medida que las palabras salían de mi boca. Tenía que compensar mi dura confesión por una que saliera de mi corazón, algo que si fuera completamente real- Nathan, Te quiero tanto –toqué su rostro- quiero que eso quede completamente claro. Nunca, jamás cambiaría ni un solo instante que he pasado contigo, no estoy arrepentida de nada, al contrario. Pero creo que es mejor que asuma los hechos y que me coloque en el lugar que debo. Eres el novio de  mi hermana y mi mejor amigo… Si… si como amigo –traté de enfatizar esa parte- sientes que apoyarme en ciertas cosas te hará… Hará que nuestra amistad sea más fuerte, no me negaré, perdóname si fui grosera. Nunca querría hacerte daño y lo siento –ahora la verdad absoluta presentada de una manera en la que no parecía tal como yo la pensaba. Lo que yo estaba pensando era que lo amaba y lo quería solo para mí, pero por las palabras que había ducho antes, parecía que solo lo quería como amigo. Necesitaba confesar la verdad, pero también necesitaba que él no cambiara su relación con ninguna de nosotras (Taylor o yo) debido a mis palabras-  Eres demasiado, demasiado importante para mí. No quiero perderte. No quiero que los dos nos lastimemos. No quiero que nos alejemos. Quiero estar contigo, quiero que estés conmigo y no hay nada ni nadie que me pueda hacer cambiar de opinión. Te amo y eres mi mejor amigo.

Lo abracé porque mi voz se estaba rompiendo y las lágrimas no aguantarían más antes de salir disparadas de mis ojos. Esas habían sido las palabras más difíciles de pronunciar en toda mi vida y al abrazarlo, al apoyar mi rostro contra su hombro tal vez él no lo sabía pero me sentía la mejor mujer del mundo, la más afortunada. Estaba en los brazos del hombre que amaba. No hay nada mejor que eso.

Kiss...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora