Capítulo 37

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De camino a casa Seev me había preguntado por la repentina y fugaz visita de mi madre, me limité a contestar que quería asegurarse de que su hijito estaba en buenas manos, ambos hablamos de las diferencias de la universidad tradicional en la que habíamos ingresado al inicio de nuestras carreras y la de nueva generación en la que estudiábamos actualmente. Demasiadas, pero preferíamos ésta por mucho.

Al llegar a la universidad tenía un propósito, conseguir que una de las hijas de Felipe saliera conmigo y entrar así, en su círculo de confianza y convencerlo de darnos capital… Casi nada.

El lunes pasó sin nada importante, ____ me había dejado un mensaje diciendo que nuestra cita de estudios para terminar nuestra investigación se pospondría al menos hasta el martes. Ninguna explicación lo cual permitió echar mi mente a volar en las posibles razones que la habían hecho cambiar nuestra puntual visita a la biblioteca, no tenía mucho tiempo y un día completo se había desperdiciado, pero eventualmente, el martes llegó.

Durante la clase el profesor pidió los avances de la investigación y se sorprendió al ver que la nuestra estaba prácticamente terminada. ____ y yo nos dedicamos una mirada de complicidad y orgullo. Estábamos más que complacidos por cómo estaba resultando, hacíamos un buen equipo, justo en el momento en que nuestras miradas se cruzaron sentí un toque de electricidad y rogaba que ella lo pudiera sentir de la misma manera, era algo que no había sentido desde que era un pequeño enamorado de su vecina-amiga de su hermana-niña con coletas… Un muy antiguo “yo” que posiblemente estaba tratando de salir a encontrarse con el Nathan actual.

- Entonces, deberíamos ir a tomar algo para festejar que somos la pareja con más avance.

- O… Deberíamos tomar ese avance y terminar – dijo mostrando una sonrisa pícara.

- Vamos, ___, nos quedan dos semanas para entregar el trabajo –y a mí para convencerte de ser mi novia- y está prácticamente terminado.

- Tú lo has dicho Nath, prácticamente, no terminado aún.

Tomó sus cosas y cuando estaba a punto de pararse del asiento para salir del salón, la sostuve del brazo dándole mi mejor mirada de Gato de Shrek y una ligera cara de puchero.

- Estoy estresado, ¿lo harías por mí?

Se estaba resistiendo, su rostro se tornó en una mueca como arrugando la nariz, (gesto adorable, por cierto). No, iba a decir que no, lo estaba viendo en sus labios, ella quería terminar su tarea y ya estaba escuchándola en mi cabeza negándose. Mis tan famosos ojos no habían surtido su emblemático efecto. Nada de lo que solía funcionar con las demás lo hacía en ella, eso me sacaba de orbita en muchas formas.

- Ay, está bien -¿qué, había escuchado bien? Había aceptado. Al parecer un poco del efecto Sykes había servido – pero solo un rato – indicó con su dedo índice como amenazándome, amenaza que había sido bien recibida – tengo dos horas libres justo ahora, o prefieres hacerlo hasta las 6:30, mi hora de salida.

No lo pensé dos veces y contesté: - ahora… y entonces.

Casualmente yo estoy libre en tus breaks- sonriendo ante mi triunfo, me había confirmado que estaba libre en esos dos periodos, por lo que no tenía razón para negarse en ninguno de los dos… O en su defecto, no podía negarse a estar conmigo en los dos.

Kiss...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora