Capítulo 45

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Le ofrecí mi brazo después de abrirle la puerta para dirigirnos a la ciudad. Llegamos a un bar ubicado en el malecón, el mismo al que fuimos la primera vez después de la fiesta de bienvenida del semestre pasado. Reímos, pedimos un par de cocteles y reímos aún más, cuando vi mi reloj eran las 11:34 pm, el tiempo se había ido volando en su compañía.

-woow, ¿tanto te aburro como para que veas el reloj? Si crees que es hora de volver vamos – _____ hizo ademán de tomar su bolso pero no se lo permití.

- Solo confirmaba algo.

- Y ¿qué confirmaba, señor?

- Que contigo pierdo la noción del tiempo –aún no había soltado su mano, la que iba dirigida a recoger el bolso- que contigo nunca me aburriría, que eres divertidísima, que amo tu risa y que es hermosa tu sonrisa y que eres adorable.

No había dejado de verla a los ojos y ella paró de reír para verme con una cara de seriedad pero aún así, su sonrisa no había perdido fuerza.

- Quién lo hubiera dicho, ¿no? – yo sonreí.

- ¿Hubiera dicho qué cosa?

- Si me hubieras dicho esto hace un tiempo… -comenzó a reír ligeramente- es decir, eres tan encantador, siempre sabes qué decir, y esos ojos creo que pueden convencer a cualquiera de hacer lo que tú quieras. Es por eso que estaba enamorada de ti.

Con eso dio otro profundo trago a su bebida y yo quedé pasmado, ¿ella estaba enamorada de mi?¿Hace cuanto? ¿Seguía estándolo? Jay dijo que hay diferencia entre una emoción y un sentimiento, ¿el enamoramiento qué es?

>> mmm, Nath, no te preocupes, lo siento, jamás debí haberlo dicho –agachó la mirada y comenzó a jugar con las manos- yo se que tu no sentías lo mismo por mí, y ¿Quién te hubiera culpado? Tenías a mi hermana, y prácticamente te la puse en charola de plata, la verdad es que nunca sentí que tuviera una posibilidad contigo, eras como mi amor platónico, ¿sabes lo que es eso? Es que y…

Y la besé.

- Yo también lo estoy.

Y la besé otra vez pero en esta ocasión ella me siguió. Unir sus labios con los míos una vez más después de tanto tiempo era como un deleite que dolía, dolía lo mucho que la quería, lo mucho que la había estado deseanado y que era mucho más de lo que me había imaginado. Ahora jamás dejaría que se alejara de mí.

De pronto sus labios no fueron suficientes para saciar mi sed de ella y mi lengua recorrió su boca como si siempre hubiera habitado allí, como si ése fuera su hogar. Mis manos, una de ellas subió a su nuca y la otra a su cintura para acercarla más a mí porque sentía que todo el contacto que teníamos no era suficiente.

La falta de aire no me importaba, pudiera morir en sus labios y sería la mejor de las muertes, moriría así mil veces y regresaría a la vida solo para morir así otra vez.

Sus manos bajaron temerosas a mi pecho haciendo de lado mi chaqueta entre abierta. Ahora me daba cuenta de que ella también quería algo de mí aunque estaba seguro de que jamás podría desearme con tanta fuerza como yo a ella.

Sin permitir que nuestros labios se separaran saqué mi cartera, dejé pagada la cuenta y una gran propina para por fin salir del lugar. Corrimos al lounge de su tío tomados de la mano, y a la entrada del lugar seguimos saciándonos de besos y caricias limitadas. La ropa comenzaba a arder sobre mi piel y sabía a dónde debíamos ir. Salimos por la puerta de la sala VIP rumbo al techo, una vez ahí la adrenalina había hecho a la temperatura de nuestros cuerpos explotar en niveles que no había sentido antes. Estaba acelerado, agitado y la única manera de parar sería tenerla en todas las formas. Entonces paré. ¿qué si ella no quería llegar hasta ese punto?

- ¿Qué pasa, Nath, por qué te detienes? – su voz era ronca y entre cortada su respiración.

- ¿Esta sería tu primera vez?

Pregunté al mismo tiempo en que nos recostabamos en uno de esos columpios de jardín en el que caben 4 personas que siempre había estado en el techo. Luego ella sonrió con la más tierna de las sonrisas, ¿cómo se podía ser tan adorable y encenderme al mismo tiempo?

- Sí, y no hay mejor manera, lo quiero aquí, ahora… Contigo.

- ¿No crees que tu primera vez deba ser en un hotel elegante, con velas, un lugar romántico? No este lugar improvisado – aunque me quemara por dentro estaría dispuesto a esperar, parar cuando ella me dijera para darle lo que ella se merecía, hacer el amor por primera vez en el lugar más romántico posible porque quería cumplir sus deseos, cada gusto y cada fantasía.

- Escucha, Nathan James Sykes –colocó sus rodillas al rededor de mi cintura y acunó mi rostro sobre sus manos, nunca, ni en mis mas secretas fantasías la había visto tan sensual, mechones de cabello caían alrededor y solo podía ver su rostro- no quisiera hacerlo en ningún otro lugar, ningún otro momento y con nadie más…

Entonces así, ella sobre mi, con nuestros alientos haciéndose uno, besándonos, nos deshicimos de la pesada ropa que hacía arder nuestra piel. Cuando ella me pidió quitarle la blusa, el roce con su piel fue tan erótico que la tensión comenzó a acumularse en mi entrepierna. Mis manos bajaron de su cuello a sus perfectos pechos que parecían hechos a la medida de mis manos, cuando los presioné, _____ dejó salir un ligero gemido sobre mi oído excitándome aún más, Tracé un camino de besos sobre su cuello y los gemidos en ella se hacían más frecuentes. Mis manos recorrían su silueta, de la cintura a las piernas, de las piernas a su trasero y entonces ella comenzó a desabrocharse en pantalón. Pronto la seguí y ambos quedamos en ropa interior y contemplándonos. Era perfecta.

Mis manos de nuevo estaban sobre ella.

- Por favor, Nathan, Por favor.

Mis manos tocaron su feminidad y noté lo húmeda que estaba, excitada tanto como yo. Busqué su clítoris para darle el placer que me estaba pidiendo. Acariciándolo en pequeños círculos besé sus pechos, le quité el brasier y jugué con sus pezones endureciéndolos. Mi erección estaba lista y no podía aguantar más, tenía que entrar en ella.

- Voy a hacerlo ahora, si te duele y quieres que pare solo dímelo, ¿de acuerdo? Sabes que puedes hacerlo.

Me coloqué un condón que Tom había puesto en mi chaqueta esa tarde cuando creía que no lo estaba viendo. Recosté a _____ de espalda al colchón y me puse de rodillas frente a ella. Me agaché a besar lentamente su frente, su nariz, acaricié su mejilla y entonces entré despacio en ella. Cerré los ojos a causa del placer concentrado en ese punto donde nos estábamos haciendo uno.

>> ¿Estas bien? – por ridículo que pareciera, en este momento me preocupaba por ella, odiaba el hecho de que tuviera que causarle dolor. Ella asintió y volvió a pedirme; salí de ella y volví a entrar despacio más profundo que la primera vez, ella dio un leve brinco hacia atrás y yo me tensé.

- Estoy bien, Nath, sigue por favor, por favor.

Y por tercera vez entré en ella sosteniéndola de las caderas. Fui adquiriendo velocidad a medida que aumentaban las envestidas. Más y más profundo. El placer se estaba extendiendo por todo mi cuerpo. Ella se arqueaba debajo de mí y sus gemidos eran más placenteros cada vez. Sus pechos se movían de forma rítmica, siguiendo la melodía que hacían nuestros cuerpos al chocar uno con el otro. Tanto más, tanto más y mi respiración estaba descontrolaba, estaba a punto de llegar al clímax y ella se tensaba cada vez más y ya no pude aguantar. Exploté en un completo frenesí de sensaciones que me consumían. Quemaba todo, el cielo ardía, las estrellas ardían, el mundo entero estaba en llamas y yo estaba con ella…

Kiss...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora