Capítulo 40

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CAPITULO 40

Tomé sus manos y comenzamos a caminar hacia la salida de emergencia que se encontraba en un rincón escondido lejos de la barra, ____ tenía cara de sorpresa, no se imaginaba a dónde íbamos y de hecho yo tampoco tenía idea, solamente la quería sacar de ahí, quería escuchar su voz sin tanto ruido y ver su rostro bajo una luz más potente. Un rostro digno de contemplarse.

Vi las escaleras de servicio a la derecha, solté las manos de ___ y jalé las escaleras hacia abajo para crear la rampa y poder subir. Luego me giré para regresar a ___ quien no se me había separado en ningún momento.

- ¿qué estas…? Tienes algo con las alturas ¿verdad?

- Espero que no estés tan ebria como para no poder subir. –dije y me hice a un lado cediéndole el paso y haciéndole una pequeña reverencia.

- No seas bobo, no estoy mal, apenas un leve cosquilleo en los labios.

- Si ya se te están durmiendo los labios creo que no falta mucho para que ya estés mal.-murmuré y puse mi mano derecha sobre su espalda baja y la izquierda se la tendí para ayudarla a subir- Vamos.

Comenzamos a subir las escaleras, por suerte el edificio solo era de tres pisos. El último debía ser la bodega. Cuando llegamos arriba la vista era increíble. El mar estaba casi a nuestros pies y la brisa del mar bañaba nuestros rostros. ___ se encamino a la orilla y corrí hacia ella para sostenerla antes de que un accidente sucediera, era alto y ella estaba un poco mareada, pero ella ya había posado sus manos sobre la pequeña barda que servía de protección contra cualquier caída. La barda le llegaba a la altura del ombligo.

- ¡Woow! Ahora entiendo por qué te gustan las alturas. Se ve hermoso y de aquí ¡tenemos el mundo a nuestros pies! ¡woooooo hoooooo! – levantó las manos.

- Te gusta ¿eh? Nunca había subido a ningún edificio del malecón –me acerqué y apoyé los codos sobre la barda al igual que ella- se está a gusto aquí.

- Entonces tu primera vez… Me gustan los días con primeras veces. Contigo ya he tenido varias –sonrió.

Platicamos unos minutos más mientras contemplábamos el mar y cómo azotaba contra la arena y una roca que estaba justo frente a nosotros. Nuestra conversación como siempre era fluida y con total ausencia de silencios incómodos, todo lo contrario, estábamos riendo como locos, tanto que de reojo vi una lagrima de risa caer de los hermosos ojos oscuros de ___. Un impulso incontenible llevó mi pulgar a retirar esa lágrima de su mejilla.

- Solo son estas el tipo de lágrimas que me gusta que una mujer derrame… Te ves tan bonita cuando ríes.

___ dejó de reír y en cambio una sonrisa tierna había ocupado el lugar protagónico en su rostro y no solo en él, sino en todo lo que yo podía ver. Era su sonrisa. Mis dedos acariciaron su mejilla y muy lentamente me acerqué a ella dejando la suficiente distancia para que se retirara si no quería mi cercanía que obviamente buscaba algo más que un banal contacto visual (aunque cualquier contacto con ella no lo fuera). Para mi gratificación, no se alejó, de hecho sentí que se había estirado su cuello un poco hacia mí, estábamos tan cerca cuando algo nos interrumpió de golpe y ella se alejó. Era mi celular emitiendo el peor de los sonidos… 

Llegando a mi habitación iba a cambiarlo, ahora que había arruinado el momento entre ___ y yo ya no querría seguir teniéndolo de tono de llamada. Era Tom desde el teléfono de Jay, lo reconocí en cuanto comenzó a hablar y no me dejó ni decir el clásico “bueno”.

- Hey bro, te habíamos estado buscando, luego llegó Taylor y dijo que te marcaramos al celular de ___ porque el tuyo estaba muerto, se me hizo raro porque lo vi cargado cuando veníamos así que supuse que querías un poco de espacio con ella pero me empecé a preocupar porque ella no contestaba y por eso te marqué a ti… Ah y por cierto, Taylor dijo que de seguro ___ ya se había ido y también ya se fue, ¿qué estás haciendo solo si ella ya no está?

Kiss...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora