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Querido lector fantasma.
Te quiero pedir un favor.
Me encantaría que votarás.
Y que la estrellita tocarás.
Para apoyar está historia.
Y tener capítulos sin demora.
-MJ

El auto iba en silencio, Ben iba enfrente con bucky bien asegurado y yo iba atrás con Ana entre mis brazos dormida.

— Una vaca!— Ben chillo saltando en el asiento, apenas alcanzaba a ver en la ventana por lo que se levantó brevemente del asiento.

— Siéntate bien, Ben.— Dije divertida, el niño suspiro y lo hizo.

—Quiero ver afuera!

— Puedo cambiarte de asiento, si quieres.— Digo sabiendo su respuesta, el había rogado para ir en el asiento de enfrente con bucky.

— ¡No! Estoy bien.— Ben tarareo varios minutos.

Observé a bucky por el retrovisor, el se veía demasiado concentrado en el camino, tenía la mandíbula tensa y se había mantenido fuera de la conversación de Ben. Parecía estar en su propio mundo.

— James.— llame, el parpadeo varias veces viéndome por el retrovisor.

— ¿Si?

— ¿Estás bien?

— Si, solo me quedé pensando.— Respondió volviendo al camino.— Desde cuando me llamas James?

— Desde que me di cuenta que respondes más rápido cuando te llamo con el nombre que no usas. Es como la palabra mágica que saca a bucky de su mundo.— Le veo tensar su mandíbula, ¿acaso le molestó?— Oye, si no te gusta no lo volveré a hacer.

— No, está bien. Solo...no estoy acostumbrado.

— ¿Falta mucho?— Ben pregunto.

— Bastante, amigo — el conductor suspiro.

— ¿Podemos jugar a algo?

— Contemos vacas.— Propongo al ver bastantes en los costados de la carretera.

— Si! ¡Contaré hasta cincuenta!— chillo entusiasmado, río con ternura. Ben había aprendido a contar hasta cincuenta con mi ayuda para poder entrar al kinder. Cuando Steve me pidió eso, pensé que era exagerado, pero al notar la increíble velocidad de aprendizaje del niño me lleve una grata sorpresa.

Ahora que lo pensaba, Steve no dejo que Ben fuera al jardín de niños a los cuatro años como debía ser, si no que estudiaba en casa.

¿El sabría lo que pasaría? ¿Por eso no lo inscribió antes?

— Estás perdiendo, Lisa!— Chillo Ben desde enfrente, sacudo mi cabeza y observo el camino buscando vacas que contar.

La dirección nos mandaba fuera de la ciudad, a una especie de campo que bucky ubico gracias a Google maps desde la computadora del motel. Era un lugar bastante alejado, pero teníamos la esperanza de que fuera seguro para todos.

La noche cayó sobre nosotros, Ben había caído rendido en su sueño, y Ana estaba más que despierta entre mis brazos jugando con una botella de plástico medio vacía, sus ojos seguían la poca soda que quedaba con suma atención.

—¿Quieres comer algo?— le pregunto a Bucky que se removió incómodo en el asiento.

— No, estoy bien.

— Llevas horas sin comer, te hará daño.— Rebusque entre la mochila que tenía lo que habíamos comprado en la tienda antes de partir. saque unas galletas con cuidado y se las coloque en el hombro al no poder estirarme más gracias a Ana y las vendas rígidas de mis manos.

Hasta lo ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora