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Los días pasaron demasiado rápido, y con ellos la prueba que servicios infantiles le otorgo a Steve. Cuando menos lo pensaron, se encontraban de camino a la casa del héroe ahora retirado con las cosas de los niños en el auto que les prestaron, fue un silencio desgarrador para la pareja que se mantenía junto a los pequeños que parecían también presentir lo que sucedería ese día.

Desempacaron todo entre juegos para hacer menos dolorosa la situación, pero cuando fue hora de irse, Ben pregunto.

— ¿A dónde irán?-. Lisa apretó sus dientes arrodillándose frente a él.

— Iremos de viaje, amigo.- James Palmeó su cabeza.

— Te quedarás con tu papá a partir de ahora.- Lisa hablo sosteniendo sus pequeñas manos. Sintiendo aquel molesto nudo en su garganta apretándose cada vez mas amenazando con salir en cualquier momento.

— ¿No volveremos a vernos?- pregunto con horror.

— Claro que si!! No dejaremos de vernos, por qué somos familia.

— Pero papá dijo...

— Sea lo que sea que tú padre haya dicho, tú eres mi familia, y eso no lo cambiara nadie. ¿Esta bien?

Ben asintió limpiando sus lágrimas, Lisa le abrazo con fuerza cerrando sus ojos.

— ¡Papá! - Ana chillo apuntando a James, este soltó una risita cargándola entre sus brazos.

— No, no preciosa. Tío James, soy el tío James. - Le corrigió cariñosamente tocando su nariz, Ana se carcajeo abrazándose a él.

— ¡Tío Bok!- Chillo agitando las manos y los pies, James suspiro.

— Solo permitiré que tú me llames así, ¿de acuerdo? - Ana atrapó su nariz juguetona y unió su frente a la de él. — Te amo princesa.

Lisa peino el cabello de Ben, y beso su frente para después levantarse para ver a James con la bebé que le miraba divertida. Pero entonces, los ojos azules de Ana se pasaron en ella.

— ¡Mamá!

Lisa sintiendo las ganas de llorar amenazando con salir por si solas, estiro sus brazos esperando que ella se acercara y lo hizo, casi lanzándose de los brazos de James para caer en los de ella.

— ¿Eres realmente temeraria no princesa?- Bromeó picando su pancita, Ana se recostó en su pecho bostezando.

El gesto causó que Lisa le abrazara con dolor, observo a su pareja que miraba la escena con ben entre sus brazos negándose a soltarlos.

— Casi se acerca la hora del vuelo, preciosa. - James susurro en su oído.

Lisa suspiro y asintió, camino con Ana hacia su habitación y la dejo en la cama con cuidado. Como cuando era bebé, Lisa acaricio su rostro con dulzura y le tarareo una melodía que ella le había inventado cuando no podía dormir, la niña pronto se durmió, y Lisa limpio las lágrimas de su rostro.

— Te amo princesa. - Su voz se rompió y tuvo que alejarse de ella para no despertarla con sus sollozos. Le observo por última vez y salió de la habitación, encontrándose con James hablando con Steve que cargaba a Ben entre sus brazos.

— ¿Lista?

— Si. - Mascullo no muy convencida. Vio a Steve y simplemente asintió en su dirección, ella ya lo había amenazado lo suficiente con llevarse a los niños si llegaba a dejarlos de nuevo. Le ignoro, posando su mirada en el pequeño que le miraba con suma tristeza. — Adiós ben.

— Adiós mamá lisa. - Mascullo desde los brazos de su padre, ella asintió.

— pórtate bien, ¿de acuerdo? Cuida de Ana.

— Lo haré.

— Te amo ben. - Exclamó Lisa con una sonrisa entre sus labios, Ben sonrió

— ¡También yo!

Con todo el dolor de su alma, James y lisa partieron esa misma noche, y en el avión, ella cayó absolutamente rendida ante el cansancio mental, James tomó su cintura y la obligó a recargarse en su pecho para que durmiera cómodamente durante el camino.

Ambos extrañarían a los niños de eso no había duda alguna, habían convivido por mucho tiempo con ellos, y el estar solos después de tanto era demasiado extraño.

Al llegar a Londres, Lisa bajo su maleta y camino en silencio de la mano de su pareja que entrelazó sus dedos alzándola para besar su dorso.

— ¿Estás bien?

— No. - admitió con la mirada baja, tomó aire y le sonrió a James. — Pero, lo estaré pronto.

— Oye, no estás sola. - Acaricio su mejilla y beso su frente. — Estoy contigo.

Lisa sonrió levemente recargando su cabeza en su hombro cerrando sus ojos por varios segundos, si, por primera vez después de mucho tiempo. Ella no estaría sola, nunca más.

NO COPIAS NI ADAPTACIONES

MAJO


Hasta lo ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora