24

470 77 5
                                    

Querido lector fantasma.
Te quiero pedir un favor.
Me encantaría que votarás.
Y que la estrellita tocarás.
Para apoyar está historia.
Y tener capítulos sin demora.
-MJ

************

Decidimos ir a la habitación para estar más cómodos, puesto que el sillón no era lo suficientemente grande para estar los dos. El estaba medio acostado y yo me había aventurado a recostarme en su pecho, en cuanto lo hice no pude evitar sentirme nerviosa, no sabía cómo iba a reaccionar. Después de todo, él en el pasado se había mostrado reacio en esta clase de gestos, sin embargo, no se quejo en lo absoluto. Al contrario, me pego aún más a su cuerpo, nos quedamos en silencio unos segundos y después, sentí como sus manos comenzaron un temeroso recorrido por mi cabello, cerré mis ojos tratando de calmar el latido de mi corazón.

— ¿Siempre tuviste el cabello tan largo?-Pregunto él en un susurro, abro mis ojos y lo veo jugando con un mechón de mi cabello, dándole vueltas como si fuera lo mas interesante del mundo.

— Siempre, ¿no lo habías notado?

— En realidad no. Siempre tienes tu cabello amarrado. Te ves mas bonita con el cabello suelto.

Sonrió bobamente viéndolo a los ojos, el sonríe y besa mi coronilla.

— Lose, pero la pequeña Ana no dudaría en arrancarme el cabello si lo alcanza.

— Eso seria una tragedia.— Me apega a su cuerpo y coloca un mechón de mi cabello detrás de mi oreja, me observa durante varios segundos guardando silencio, luego sonríe cosa que me hace imitarlo de manera automática.

— ¿Que?

— Nada, solo que...— sus mejillas se sonrojan y aparta la mirada de mi.— Me gusta estar así.

Siento una enorme calidez en mi pecho y unas inmensas ganas de besarlo, por lo que no dudo en hacerlo, me inclino un poco hacia el y le beso suavemente por unos cuantos segundos. Al separarnos acaricia la comisura de mis labios con delicadeza, vuelve a sonreír.

— A mi también.

Sin decir nada mas, vuelvo a recostarme sobre su pecho, viendo a la nada misma, solo sintiendo los latidos de su corazón, su respiración suave y como sus dedos desenredaban brevemente mi cabello. Pronto mi vista se posa sobre su prótesis y la intriga comienza a invadirme, no quería arruinar el momento; pero quería saber sobre el hombre que hacia mi corazón amenazar con salirse de mi pecho.

— ¿James? 

— ¿Si?— El poso toda su atención en mi, observándome expectante. Siento mi estomago removerse ante esto. Nunca me habían visto de esa manera tan...atenta.

— Cuéntame de ti. ¿Como conociste a Steve?

El suspira y sonríe achicando sus ojos. Quizá por la nostalgia.

— Cuando éramos niños. El era un idiota que siempre estaba en problemas. Yo iba a defenderlo la mayoría de esas veces.

Me separo de el y me siento en la cama realmente sorprendida. Si había conocido a Steve de niño;  quería decir que tenían la misma edad. Siento que el me observa con un gesto de preocupación.

—Vaya... ¿Eso quiere decir que tienes...al menos cien años de edad.?

Si que me gustaban mayores.

— ¿Te molesta?

Niego de inmediato.Sus hombros parecen relajarse.

— Me sorprende. No parece que tengas cien años. ¿Cómo es posible?

¿Acaso había recibido el suero del súper soldado como Steve? El seria parte de los vengadores?¿Por qué nunca había escuchado de él? Pensándolo bien, probablemente si hablaron de él en algún lado, pero estaba demasiado concentrada en mis cosas como para darme cuenta de lo que me rodeaba.

El hace una mueca y se tensa. Su mirada se torna oscura con un deje de pura tristeza e impotencia, me siento a su lado de piernas cruzadas y posó mi mano en su barbilla obligándolo a verme.

— Hey— el me observa con ojos brillosos.— No es necesario que me lo cuentes si no estás listo.

El toma la mano que sostiene su rostro y besa mi palma.

— Algún día, te lo contaré. ¿De acuerdo? No quiero arruinar lo que estamos empezando.

Asiento levemente recostándome de nuevo en su pecho, el rodea mi cintura y besa mi coronilla varias veces.

— Toma el tiempo que necesites. Yo estaré aquí para cuándo estés listo.

El hace que levante mi rostro de su pecho unos centímetros, y se acerca a mis labios para besarme por varios segundos.

— Gracias preciosa.

Cierro mis ojos besándolo una vez más para después recostarme nuevamente. Sin embargo, no podía dejar de pensar en que cosas tan graves pudieron pasar para que el no pudiera hablar de ello.

Me atrevo a tomar la mano que rodea mi cintura, y observo su brazo de metal. Quizá eso tuviera que ver con la historia que hacia su mirar melancólico e imponente. Suelto un suspiro y me obligó a dormir.

Sea lo que sea, no podría alejarme de él, no después de confirmar que me gustaba y mucho.

NO COPIAS NI ADAPTACIONES

MAJO

Hasta lo ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora