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"Eso me dijo el soldado de plomo, fue una pena que no terminara la frase.

Lisa abrió sus ojos abruptamente y despertó dando jadeos, se asustó al no reconocer el lugar en el que estaba y cuando quiso moverse sintió algo aferrarse a su cintura, ella aterrada soltó un grito que fue cortado abruptamente al caer de la cama de espaldas.

James ante el grito, se levantó de golpe buscando a Lisa y al no verla pensó lo peor, al escuchar un quejido se acercó al otro lado de la cama y encontró a la mujer con un gesto de dolor en su rostro.

— Lisa, ¡por dios!— Brinco la cama para acercarse a su lado, la ayudo a levantarse y prendió la luz.— ¿Que sucedió? ¿Estás bien?

— Si, yo...yo no sabía que eras tú el que estaba a mi lado.— admitió.—No recordaba donde estoy, ni si estaba segura yo....lo siento tanto.

Sin poder evitarlo Lisa se soltó a llorar, James la apego a su pecho con cuidado besando su cabello múltiples veces.

— Tranquila mi amor, todo está bien. Nada va a pasarte, estoy aquí.

Ella nunca admitiría lo que verdaderamente sintió cuando despertó, pensó que aquel hombre  de ojos verdes había vuelto hacia ella para dañarla de la peor forma. Que volviera a herirla como lo hizo. No le diría la verdad a James temiendo que eso lo alterará, sabía que había estado bajo mucho estrés mientras ella estaba detenida.
Ella solo quería descansar y vivir tranquila nuevamente, sin embargo, no podía evitar sentirse a la defensiva con todo lo que la rodeaba y más atenta a los ruidos. Apenas llevaba un día en esa casa y ya se había asustado varias veces por la sorpresiva presencia de los niños que se reían ante su reacción.

Estaba cansada de temer, tenía que hacer algo a próxima vez que estuviera en peligro. Y lastimosamente, ella sentía que esa próxima vez estaba cerca.

— ¿James?

— ¿Si?

— Enséñame a defenderme.

El la alejo de su pecho con cuidado. Notando sus ojos desesperados y temerosos.

— No creo que sea lo correcto mi amor, ni siquiera te han quitado los puntos.

— Pero necesito saber defenderme, no quiero volver a sentir lo que ese hombre me hizo.— apretó su mandíbula ante el recuerdo.— Quiero saber defenderme y pelear en caso de que quieran dañarlos a ustedes.

— Para eso estaré yo, yo los protegeré.

— James, por favor. No quiero depender de alguien para mí seguridad o la de Ben y Ana. Quiero saber cómo reaccionar ante un ataque.

James suspiro, la mirada de Lisa tenía una gran esperanza en aprender. Pero él no estaba seguro de si él sería un buen maestro.

— No lo se.

— Lo prometiste, hace casi un año ¿recuerdas? Yo te iba a enseñar a cuidar niños y tú me enseñarías a pelear.

— No quiero que te lastimes.— Quitó con cuidado un mechón de su rostro.

— No lo haré, estaré con cuidado hasta que me recupere.

— Bien, te enseñare. Pero harás caso a todas mis órdenes, sin rechistar.

Ella sonrió y beso sus labios entusiasmada ante la idea, James correspondió el gesto con suavidad.

— ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!

— Si, lo que sea. Ahora vamos a dormir.— Gruño levantándola en brazos y recostándola en la cama con delicadeza, luego se acostó sobre su pecho con cuidado. Ella sonrió y comenzó a acariciar su cabello lentamente, James suspiro con calma escuchando el latido de su corazón y por fin, por primera vez desde que llegó a esa casa, pudo dormir profundamente.

Hasta lo ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora