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Querido lector fantasma.
Te quiero pedir un favor.
Me encantaría que votarás.
Y que la estrellita tocarás.
Para apoyar está historia.
Y tener capítulos sin demora.
-MJ

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— ¿Será telequinesis?— Pregunto en mitad de la noche viendo el techo. Siento a bucky suspirar y removerse bajo mi cuerpo.

— No tengo idea.— Contesta paseando sus dedos por mi espalda.

— ¿Que es entonces? Por qué una etapa de bebé no es.— Levantó mi cabeza de su pecho y lo volteo a ver.— ¿ su madre tenía poderes?

— Según yo, no.

— ¿El suero que le pusieron a Steve podía hacer eso?

— No.— Quitó un mechón de mi frente.

Posó mi mirada en él, no muy segura de contarle la teoría que llevaba días rondando por mi mente.

— ¿Ana es hija de Steve?— pregunto en voz demasiado baja.Sentía que estaba traicionando la confianza de Steve al mencionar aquello.

— A estás alturas, yo también lo estoy dudando.

Me dejó caer en la cama cubriendo mi rostro. Si Ana no era hija de Steve, entonces ¿por qué fue por ella? ¿Acaso el no sabía de ello? ¿Valery le había mentido? Steve aparentaba ser alguien amable y cariñoso, pero dadas las circunstancias al parecer el ocultaba muchos secretos; pero ¿Acaso no todos ocultan secretos? Steve no tenia por que ser la excepción. Supongo que mi mente lo tenia en un pedestal donde era el padre y amigo ejemplar,  saber que había posibilidad de que steve hubiera estado envuelto en algo turbio, me era difícil de creer.

— Tiene dos poderes. El grito aquel y ahora hace flotar las cosas.— Suelto una risa sin humor aparente al recordar aquellos sucesos, Siento su mano acariciar mi espalda.— ¿Tendrá más?

— Tenemos que ser precavidos a partir de ahora.

— ¿Cómo? Si ella de la nada tira rayos laser, o tiene poderes peligrosos. No podré ayudarla. No soy como tú.

Le tenía miedo a una bebe, que irónico.

— Estaremos juntos en esto.

— Me temo que está vez eso no será suficiente.

El se sienta y toma mi mejilla con delicadeza.

— Haremos todo lo posible para ayudarla. Con poderes o no, lo lograremos.

Suelto un suspiro largo y recargo mi mejilla en su mano, el acaricia mi piel con su pulgar.

— Bien.— en un movimiento rápido lo atacó con un abrazo en su pecho con fuerza. Lo escucho reír.— Si me vuelvo loca a partir de este día y te gritó por alguna razón.  No es personal. Suelo estresarme más de la cuenta.

— Lo tendré en cuenta.

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— ¡Ana! ¡Baja eso!— Grite dejando la cuchara en el lavabo, la bebé sonrió. Había hecho flotar el plato en el que había hecho gelatina, otra vez. Al escucharme gritar ella dio un respingo y lo dejo caer, corrí rápidamente para evitar que se echara a perder el postre de esa tarde, pero tropecé con uno de los cubos de juguete que estaban tirados por doquier y caí de boca al suelo.

Alcé la cabeza adolorida, justo cuando el plato de gelatina caía de golpe en el suelo haciendo botar la gelatina por todas partes, mayormente en mi cara.

Hasta lo ImposibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora