Capítulo 32

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CAPITULO 32: Borracho y enamorado.

Melody.

Me concentro en mis tareas lo mejor que puedo tratando de ignorar el ruido que inunda toda la casa, Greg monto otra de sus fiestas en la casa, ya me cansé, en cuanto nuestros padres lleguen de Francia hablare con ellos, salieron esta mañana y aún no habían cruzado por la puerta cuando ya mi hermano tenía todo planeado. No sé si es que no se cansa de hacer las cosas mal, no es buen estudiante, no tiene claro que es lo que hará en cuanto terminemos la escuela, y aunque está en el equipo de futbol, no le tiene tanta pasión como debería, solo está ahí por estar.

Repaso los temas dados en la escuela en los últimos días, los exámenes finales se acercan y espero tener buenas notas, hace poco fui con mis padres al centro militar y ellos exigen que los que formen parte hayan tenido las mejores notas mientras cursaban la secundaria, y tengo que tener todo listo luego de hayan concluido los exámenes. Papá dice que no debo preocuparme, ya que soy excelente, pero aun así no quiero darlo todo por hecho, esa no es una buena estrategia que digamos.

Termino con mis repasos y tomo la libreta de apuntes que lleve al hospital y empiezo a investigar algunos términos médicos que nos asignó el doctor Miller. Estoy muy agradecida con Hardin y sus padres por esta oportunidad de ir a aprender, ¡Dios! Me encanto estar ahí, cada cosa que vi me hizo darme cuenta de que de verdad esto es lo que me gusta. Lo de Hardin me sorprendió un poco, pero supongo que es normal, siempre he escuchado que hay personas que sus primeras experiencias en los hospitales no son muy gratas, y eso paso con el pelinegro, se desplomo en cuando vimos aquella mano triturada, no lo voy a negar, me causo un poco de revuelto en el estómago al ver eso, pero ya luego normal.

Quise ir con el cuándo se lo llevaron, pero quería quedarme a ver que iban hacer con esa mano, yo pensé que la iba a perder, no veía ningún tipo de esperanza, pero luego varios especialistas se lo llevaron a quirófano a tratar de salvarla, ahí no me permitieron entrar, pero horas más tardes el doctor me dijo que gracias al gran equipo de cirujanos, la mano no había sido amputada, el hombre tendría que pasar por terapias intensas, y más cirugías para poder tener al menos el 80% de su movilidad, pero aun así, creo que debe estar agradecido.

Cuando volví a ver a Hardin estaba muerto de la vergüenza, y solo me concentre en dejarle saber que no pasaba nada, le conté todo lo que paso con el hombre de la mano triturada, y aunque pensé que querría irse, no lo hizo, sino que volvimos a urgencias donde vinos varias cosas asombrosas más y él se mantuvo ahí de pie.

Hardin...cada día me gusta más, y luego de me besara siento que me brotan corazones por los ojos cada vez que pienso en él, es que... es perfecto, educado, atento, amable. No como todos los chicos que estoy acostumbrada a ver en la escuela. Su confirmación de lo que pasaba con Aleisha fue un poco incomodo la verdad, ya lo sospechaba, la forma en la que se hablan, como se miran, él la quiere de verdad, no tengo duda de eso, pero ella... solo juega con él, y él no se merece eso, es demasiado buena para ella, por eso espero que no se deje influenciar por ella, no lo merece, y no es que ella sea una mala persona, pienso que solo es una adolescente mimada a la que le gusta ser el centro de atención.

Me espanto cuando siento unos toques en mi puerta, de verdad estaba haciendo eso de ignorar mi alrededor y ya ni siquiera escuchaba la música a todo volumen que resuena por toda la casa, hasta ahora que escucho los toques desesperados.

Pienso en no abrir, debe ser uno de esos borrachos buscando un baño, o una pareja buscando una cama para hacer cochinadas. Continuo en lo mío, pero los golpes no paran, me pongo de pie despacio y me cercioro de la que puerta este bien asegurada.

—Melody— arrastra las palabras, pero no tardo en darme cuenta que se trata de Kevin. No sé qué está tramando el chico, pero hace días está más amable de lo que debería, tenemos dos clases juntos, y en ambas se sienta detrás de mi preguntándome cosas de las tareas con un aire coqueto. Nunca me había determinado, y el otro día hasta me llevo un chocolate caliente a la cafetería—Oye creo que voy a reprobar ciencias— me dice y arrugo las cejas tras la puerta, esto es muy raro— Se que estás ahí, tu hermano me lo dijo, no pierdes nada con ayudarme.

Sweet Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora