Capítulo 47

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CAPITULO 47: Sorpresas inesperadas.

Aleisha.

Siento mis palpitaciones y a mi corazón quererse salir de mi pecho mientras troto. Miro el reloj que me indica los pasos que me quedan y yo ya siento que no puedo más. Estoy agotada y creo que en cualquier momento me voy a desmayar. Hace frio, pero la ropa que llevo me asfixia, el clima en Novosibirsk es muy gélido, y más en estos días de navidad.

Las luces y adornos navideños llaman mi atención cada vez que paso por una casa o por un establecimiento, pero no lo reparo, solo sigo trotando queriendo alcanzar la meta. Si papá o mamá se enteran que estoy haciendo esto como este clima me van a matar, pero no están y mis abuelos no se percataron cuando salí, están muy ancianos para estar pendiente a una jovencita.

Sonrío por mi pensamiento, si mi abuela Rebekah me escuchara diciéndole viaja, me mandaría a la hoguera, es una señora algo excéntrica, el abuelo Dimitri sin embargo es más bajo perfil, es un viejo que se comporta como lo que es, mi abuelita no.

Me detengo cuando ya no puedo más y tomo una larga respiración seguido de un largo trago de agua que me da un 4% de energía para seguir avanzando. Me acerco a la residencia de mis abuelos y saludo a algunos vecinos que ya me conocen, sonrío simpática, estoy en los días en las que me siento como un sol que irradia felicidad y lo aprovecho ya que en cualquier momento eso puedo cambiar.

Me percato del vehículo que esta frente a la casa cuando me acerco y no tengo que adivinar de quien se trata ya que Dominik Thompson esta frente a la residencia mirando hacia todos lados, y respiro profundo antes de enfrentar mi reprimenda.

Se supone que llegarían mañana que es navidad, no hoy. No me molesta verlos, de hecho, los extrañaba, aquí me aburro más de lo normal, pero es que mis padres están algo intensos y no los culpo.

—Aleisha, por Dios— gruñe papá en cuanto me acerco, mamá sale cuando lo escucha parándose junto a él cruzando sus brazos sobre su pecho.

—Estoy bien, solo quería caminar un poco— omito que estaba trotando, eso los volvería locos—Dijiste que eso me haría bien.

—¿Con este clima crees que te hará bien? Entra ya antes que pesques un resfriado— se adelanta y ruedo los ojos avanzando hasta la puerta, mamá sigue ahí y me acerco a darle un beso el cual le hace relajarse. Me abraza estrechándome contra su pecho, hacía algunas semanas que no los veía y ya los echaba mucho de menos.

Me entra a la casa acariciando mis hombros y mis hermanos avanzan hacia mí en cuanto me ven, Aiden corre y Adrik se acerca con cautela.

—Cuidado— mamá aparta a Aiden cuando ve que se me quiere lanzar encima a toda la velocidad.

—¡Mamá! — se queja— Hacia mucho que no la veíamos.

Sonrío quitándome la sudadera quedando solo con una camisilla sencilla mis hermanos me miran y Adrik es el primero en hablar.

—Se va a romper— me rio sentándome en el piso en posición flor de loto.

—Aprovechen ahora que los dejaré tocar— Aiden como siempre es el más rápido y se arrodilla frente a mi llevando sus manos a mi vientre con algo de miedo, Adrik hace lo mismo mirándome como si no fuera de este mundo. Mi abuela aparece negando, pero no puede evitar sonreír—y bien, ¿satisfechos?

—Tienes un monstruo ahí adentro— me molesta Aiden y Adrik lo mira mal.

—No le digas así al bebé— lo defiende haciéndome sonreír.

—Esto no es un circo— papá sale de la cocina—Aleisha sube a la habitación, te tengo que revisar— asiento siguiéndole la corriente, pero tomo la mano de mamá para que me acompañe, no quiero tener un momento incomodo con mi padre que a mis siete meses de embarazo aun no lo supera ni lo acepta.

Sweet Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora