Capítulo 52

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CAPITULO 52: Decisiones correctas.

Aleisha.

—Solo tu sabrás esto— susurro sentada en el sillón frente a la ventana de mi habitación. Después de casi un año estoy en mi espacio, y la nostalgia que siento es la misma que me hizo largarme de aquí, pero no me podía quedar en Rusia con un bebé recién nacido y lejos de mis padres cuando no me puedo cuidar bien yo misma— Tu papá no se llama Kevin— miro su carita y acaricio su pequeña nariz, aun no creo que yo hice algo tan hermoso y chiquito—Tu papá se llama Hardin, repite después de mí. Har-din— sus ojitos verdes me reparan—Muy bien, que inteligente eres— lo acomodo en mis brazos y al hacerlo siento como me duelen la cantidad de puyones que tengo, debo ponerme medicamentos todos los días, vitaminas, calmantes, cosas que según mi padre me harán recuperarme rápido, y pues el medico aquí es él—¿Ves allá? — lo giro un poco haciéndolo mirar por la ventana—Esa era su habitación y no, no te puedo llevar— empieza a llorar y según mamá los bebés lloran cuando tienen hambre o cuando están sucios, le reviso el pañal y nada, entonces es hambre. Suspiro antes de bajarme un poco la blusa, esto es lo que no me gusta. Pero debo de hacerlo mientras pueda. Me acerco al pequeño quien empieza a succionar mi pecho con desesperación causándome un dolor tremendo.

—No seas tan agresivo, mocoso— ni me mira, solo sigue ahí queriendo matarme y cierro los ojos tratando de no pensar en el dolor, pero al hacerlo solo puedo pensar en él...

Un año sin saber nada de Hardin, un año sin ver su rostro, o simplemente escuchar su estúpida voz, el dolor es igual al primer día, y mentiría si digo que no lo extraño, lo hago cada día y el que tenga a un bebé de los dos entre mis brazos, lo hace todo más difícil.

En cuanto supe que iba a tener un hijo, sabía que era de Hardin, no tuve que ser inteligente, nunca estuve con Kevin sin protección y las fechas solo apuntaban a mi ex mejor amigo. Y si tenía algún tipo de duda, se disipo en cuanto tuve a Alek entre mis brazos, es un Petrov en todo el sentido en la palabra. El cabello negro azabache que los caracteriza, la misma carita, y ese verde en los ojos herencia de Harry Petrov.

Debo decir la verdad, lo sé... aunque creo que es un secreto a voces, el parecido es demasiado y con cada día que pasa lo es más. Cuando se supo que estaba embarazada todos apuntaron a Kevin, era mi novio, mamá lo sabía y papá, aunque no habíamos hablado de eso también lo sabía. Y no es como que quiera ser la mártir, no soporto a las personas que sacrifican su felicidad y bienestar por otros, soy egoísta... pero lo mejor era que ni Hardin ni nuestras familias supieran la verdad. Si mis padres lo sabían no lo iban a callar, y Harry Gretel mucho menos, correrían a decirle a su hijo y conozco a Hardin, no iba a dudar en renunciar a su futuro y venir.

Y a eso también le agregamos el hecho de que en su carta me dejo las cosas claras, él quiere ser feliz con Melody, y me pidió que lo sea... no quiero ser la chica que se ata a alguien por un bebé.

Alek y yo estaremos bien y Hardin también... Claro que sabrá que tiene un hijo, pero ese no era el momento, y menos ahora, ya inició su carrera y no me gustaría que deje las cosas a mitad por mi culpa.

Esto es difícil para mí, pronto me voy a Estados Unidos a estudiar y el bebé se quedará aquí con papá y mamá... pensé llevármelo, pero a mis padres no les parece la idea y tienen razón. Como ya dije, no me puedo cuidar a mí misma, mucho menos a un bebé recién nacido, y mientras más rápido haga lo que tengo que hacer con mi vida más rápido podre estar con mi hijo.

Bajo la mirada encontrándome con que se durmió, sonrío apartándolo en tanto me cubro. Lo sostengo bien mientras me pongo de pie y lo llevo hasta la cuna, aun me duele un poco la incisión al caminar, pero lo puedo aguantar.

Sweet Boy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora