DÉJAME CUIDARTE

El detonante 3/3

Atrapada de nuevo en este infierno verde, caminando a pasos inseguros, siguiendo rastros de sangre que me tenían horrorizada pero curiosa a la vez. Mi cabeza dolía, sobretodo la parte trasera. Sin embargo, esta vez la herida causada por aquella rama, era inexistente, lo cual me pareció de lo más extraño.

Seguí caminando, las manchas rojizas cada vez menos espaciadas y más intensas.

Hasta que la encontré.

Al principio no logré distinguir bien su rostro, pero al acercarme más, y ver una de sus piernas con una preocupante hemorragia, junto con un golpe en su cabeza, lo entendí todo.

Tomé su cabeza entre mis manos, un grito ahogado amenazó con salir.- Vale Dios mío.- mi respiración comenzó a ser errática, cada vez me sentía más débil.- Iré a conseguir ayuda.

La acomodé, dejándola igual como la había encontrado. Me levanté y empecé a caminar de regreso... ¿De regreso a dónde?

Los mareos me golpearon, me balanceé sin perder equilibrio. Pero un dolor mucho más fuerte que todo lo anterior me desvaneció.

...

Abro los ojos de golpe, estoy en mi cuarto. Volteo, no hay nadie.

Me levanto en busca de mi hermana, quiero abrazarla. No sé si alguna vez han sentido la necesidad de ver a la persona con la que han soñado algo malo y saber que está bien. Así me sentía yo en estos momentos.

Los recuerdos de la noche anterior vinieron a mí mientras iba a su dormitorio. Dejándome de nuevo, con un vacío. No estaba ahí.

Bajé las escaleras, justo ahora lo único que me interesaba era tenerla cerca. Me dirigí hacia el estudio de papá, rogando porque estuviera ahí. Abrí la puerta y lo encontré sentado de lo más tranquilo, leyendo un periódico.

Pá ¿Sabes a dónde fue Vale?- sus ojos me miraron por un segundo, luego regresaron hacia lo que estaba haciendo.- ¿Escuchaste lo que te dije?

Debe estar con sus amigas hija, déjala que se distraiga.- ni me volteó a ver, eso terminó por hartarme.

UNA MIERDA!- Golpeé la mesa con mis puños, causando eco en toda la habitación.- NO TIENES UNA PUTA IDEA DE DÓNDE ESTÁ!

Poché por favor, cálma-

NO ME PIDAS QUE ME CALME! NO ES POSIBLE QUE SEAS TAN IRRESPONSABLE!- No sé cuántas veces seguí golpeando la mesa, me descontrolé.- TE ADVIERTO QUE SI ALGO LE LLEGA A PASAR SERÁ TU CULPA!

Salí de ahí furiosa, agarré las llaves del auto y me dirigí hacia él, cerrando la puerta de una forma violenta. Sentía la rabia recorrer mi cuerpo de arriba a abajo, el desinterés de mi padre me sacaba de mis casillas.

Conduje con rapidez, me salté varios semáforos. Lo curioso es que no tenía idea de donde buscarla, porque yo tampoco conocía a mi hermana, y me avergonzaba admitirlo.

Mi rabia se convirtió en desesperación, tal vez por las cosas que Mario me dijo ayer, tal vez por la horrenda pesadilla que tuve de nuevo, tal vez por la indiferencia de mi padre hacia su menor hija.

Solo sabía llegar a un sitio, y por más que no quisiera verla, era mi única salida.

Giré repentinamente en una esquina, conduciendo como una psicópata, la adrenalina en mí estaba a la máxima potencia. Llegué al edificio y me estacioné en frente, bajé del auto agitada, como si hubiera corrido una maratón, hasta la respiración comenzaba a fallarme.