¿No te gusto?

3.6K 198 10
                                    

Maratón 3/3

Desde que Daniela se fue estuve arreglando mi ropa y colocándola en el clóset, al no tener celular era en lo único que podía distraerme, detesto estar incomunicada.

Empezaba a tener hambre pero no quería pedir servicio a la habitación, llámenme tacaña, pero te cobraban como si comieras diamantes. Además se me antojaba comida rápida, quizás hamburguesa.

Decidí salir a tocar la puerta de Laura, con la esperanza que ella no hubiera salido antes que nosotras. Toqué su puerta y esperé, para mi suerte esta se abrió.

Holaa.- Salió una Laura en jogger y bra que me desconcentró, luché internamente para no bajar la mirada y concentrarme en lo que venía a decirle.

Amm.. muero de hambre la verdad y... pensé que si tú estás igual podríamos ir a comer algo.- mi nerviosismo se notaba de lejos, y eso me preocupaba.

Imaginé que a éstas alturas Daniela ya te habría quitado el hambre de muchas maneras.- su comentario me hizo sonrojar al instante.- ¿Está adentro?

Se fue hace como 2 horas, no tengo idea de donde pueda estar y por obvias razones, no puedo llamarla.- abrió por completo la puerta de su habitación, dejándome entrar.

Se colocó una camiseta y un saco. Estaba segura que ella sabía algo que yo no, de otra manera no se preocuparía. Tomó su celular mientras íbamos al ascensor y la llamó.

¿Daniela?- apenas y podía escuchar lo que le decía del otro lado.- ¿Es enserio? ¡Son las 4 de la tarde carajo!- seguía hablando, solo alcancé a escuchar algo de una dirección.- Ni se te ocurra salir de ahí, vamos para allá.

Salimos al lobby y subimos a uno de los taxis que esperaban afuera, el rostro de Laura solo reflejaba preocupación.- ¿Dónde está?- pregunté tratando de sonar lo más serena posible, me sacaba de quicio no entender lo que sucedía, y lo peor era que ni siquiera planeaban contármelo.

Está borracha.- bastó que dijera eso para entender lo molesta que estaba, aunque seguía sin entender su repentina posición de "amiga", pensé que solo eran conocidas.

El taxi nos dejó justo al frente de un extraño lugar, era completamente negro. No llevaba ningún título, ni letrero, como si se tratara de algo clandestino.

Las puertas estaban abiertas y no había ningún tipo de seguridad, entramos como Pedro en su casa, mi compañante se dirigió a la barra y yo fui tras ella.

Sabía perfectamente donde encontrarla, pues ahí estaba. En uno de los bancos altos, brindando con un desconocido.

¡MIS AMIGAS!- gritó apenas nos vió, corriendo a abrazarnos. El alcohol emanaba de su cuerpo, lo que me recordó a la primera vez que la encontré así en aquel antro de New York.- Vengan a brindar conmigo.- le pidió al encargado dos tragos más pero Laura se adelantó diciéndole que no le hiciera caso a la castaña, y pagó por lo que hubiera consumido hasta este punto.

La agarró de un brazo y yo sostuve el otro, juntas fuimos sacándola del lugar hasta llegar a una camioneta.-¿Pediste un Uber?- le pregunté a Laura, quien buscaba no se qué en los bolsillos de mi socia.

Ésta estúpida alquiló un carro para venir a emborracharse, me lo dijo en la llamada.- Sacó por fin las llaves y abrió la puerta, uniendo fuerzas logramos subir a Calle en el asiento trasero.- ¿Puedes subirte ahí con ella plis? No quiero que vaya a vomitar el carro y nos endeude.- asentí subiendo de inmediato.

DÉJAME CUIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora