Aclaraciones dudosas

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Ahora si dime.- tenía a Paula en frente mío y nos encontrábamos en el pasadizo, se seguía escuchando la voz de Daniela, era obvio que la reunión continuaría sin mí.

Estaba preocupada por ti, no contestabas mis llamadas ni mis mensajes.- dijo con un tono de desesperación.- Perdón si interrumpí tu reunión.

¿Paula es enserio?- la miré incrédula.- Pensé que había pasado algo malo, me asustaste pendeja.- le di un empujón en son de broma.

Pues es tu culpa por no contestar.- rió conmigo, pero algo me decía que no debía tomármelo tan a la ligera.

Olvidé mi celular en New York.- dije para tranquilizarla.- Oye ¿Te quedarás unos días?

Pues en vista que todo está bien, mi vuelo sale hasta mañana.- revisó algo en su celular y continuó.- ¿Vamos a comer algo?

Mrk no sé si te diste cuenta pero estoy trabajando.- reí por su repentina propuesta.- Pero yo te llamo del celular de Calle y nos ponemos de acuerdo.

¿Por qué tiene que ser con ella? ¿No podemos ir solo las dos? Como antes.- hizo un puchero al que no me podía negar.

Bueno está bien, pero debe ser después de trabajar.- terminé de decir aquella oración y las puertas de la habitación de donde habíamos salido se abrieron de par en par, dejando salir a todos los que estaban ahí dentro, incluyendo a mi socia y secretaria.

Garzón, vámonos.- me llamó Daniela en un tono autoritario sin siquiera detenerse a ver a Paula, solo siguió su camino y por mucho que odiara esa actitud sabía que tenía que seguirla.

Yo te llamo.- le dije a Paula antes de ir corriendo tras mi socia. Cuando por fin llegué a su costado decidí tantear su humor.- ¿Qué dijeron los patrocinadores?

Laura tiene el registro de toda la reunión, pregúntaselo a ella.- okey, estaba muy brava. Volteé a ver a Laura quien iba detrás de nosotras, esta hizo un gesto como si estuviera poseída y luego señaló a mi socia, se me hizo tan chistoso que apenas pude aguantar la risa.

Llegamos hasta el carro y subimos, durante todo el trayecto solo había silencio y una muy fuerte tensión en el ambiente. Al llegar parqueó de una sola maniobra y se bajó entregando las llaves al servicio. Odiaba tanto tener que compartir habitación con ella en estos momentos.

La alcanzamos en el ascensor justo antes qie se cerrara.- ¿Nos cambiamos y bajamos a almorzar?- preguntó Laura en un muy mal momento.

Vayan ustedes, yo tengo cosas que hacer. Es un viaje de negocios, no un reencuentro universitario.- Estaba segura que esa última oración iba dirigida hacia mí. Aclararía las cosas con ella así tenga que echarle llave a la puerta de la habitación.

Por suerte yo tenía la tarjeta, de lo contrario estaba segura que me habría dejado afuera. Entramos y ella se encerró en el baño, echando seguro. Supuse que tardaría y aproveché en cambiarme y sentarme a esperar que saliera.

Abrió la puerta y caminó directo a la cama, destendiéndola y metiendose entre las cobijas dándome la espalda.

¿Ya me vas a decir qué tienes?- pregunté arrodillándome en el suelo alfombrado, quedando a la altura de su rostro.

Estoy muy cansada, no me molestes ahora.- se volteó hacia el otro lado dándome la espalda de nuevo.

Cierto, se me olvidaba que con todo lo que hicimos anoche, no dormimos bien.- me recosté en la cama encontrándome con su rostro otra vez, pero ahora estaba algo ruborizado y trataba de mantener sus ojos cerrados.- ¿Lo recordaste o por qué tus mejillas están tan rojitas?

DÉJAME CUIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora