El ser más hermoso

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¿Ya estás lista?- preguntó como por tercera vez mi secretaria entrando por la puerta de su dormitorio.

Calma esos nervios Lucy que me los contagias.- se movía de un lado a otro, revisando que no se estuviera olvidando de nada. Se le notaba demasiado nerviosa.- ¿Estás segura que no tienes problema en acompañarme?

Segura.- se limitó a responder solo con esa palabra, sin embargo su voz temblorosa me decía lo contrario. Traté de ocultar mi risa.- Deja de reírte.

Perdón.- ya no tenía caso ocultarla. Me tranquilizaba un poco que dentro de todos los sentimientos encontrados que estaba presentando desde que tomé la decisión de ir a hablar con mi padre, la rubia aún me diera motivos para sonreír.- Es que parece que la que irá a hablar eres tú.

Estoy nerviosa porque quiero estar lista por si hay algún... inconveniente.- dijo no muy segura de haber usado la palabra correcta.

No tendré una crisis Lucy, estaré bien.- en realidad, en mi interior no estaba segura de nada. Pero quería darle esa tranquilidad, o almenos hacer el intento.

Después de la conversación que tuvimos anoche, la cual me dejó con un gran nudo en la garganta; fuimos a dormir y yo me quedé pensando gran parte de la noche en cada parte de mi vida que sentía que necesitaba un "arreglo". Y como soy una cobarde decidí ir por lo que se podría decir de alguna manera que resultaba más fácil, y eso era hablar con papá. Necesitaba preguntarle tantas cosas, y sobretodo dejar que me las explicara antes de juzgarlo.

No podría atreverme a decir que lo perdonaría de la noche a la mañana, pero por algo se empieza. Además, sé que platicar con él sobre Vale me ayudará también a irlo superando, y más que nada, a oder tocar el tema sin sentir que mis piernas comienzan a fallarme.

Por supuesto, Lucía se ofreció a acompañarme cuando le conté; no quería dejarme sola en un momento así, donde es de suponerse que mis emociones estarían al mil por hora. Ella ni siquiera lo pensaba, las palabras salieron de su boca casi como un reflejo. Ese tipo de cosas me enternecían, y al mismo tiempo me dolían.

La siguiente cosa dentro de la lista de mis pendientes por arreglar, era decidir sobre mi futuro dentro de la empresa. La cual tenía dos lados; en uno se encontraba mis razones profesionales por las que no tendría que abandonar el puesto, ni perderme la grandiosa oportunidad de ser reconocida con el éxito que tendría la nueva colección, eso sin contar las miles de ofertas que llegarían de patrocinadores buscando colaborar con la marca, y todo eso, por mérito propio, sin ayuda de papá, eso me llenaba de regocijo. Y por otro lado se encontraba la razón principal de mi insomnio, la causa por la que mis emociones se han disparado en los últimos meses, el remolino que llegó a revolver todo lo que solía ser mi vida, o almenos la que yo recordaba, mi socia, mi compañera en ese gran proyecto que elevaría H&M a un gran nivel, la actual dueña de la compañía, la mujer que no lograba sacar de mi cabeza, y mucho menos de mi corazón. Daniela Calle. Llámenme como quieran pero me será imposible tener que seguir evitándola y estar enojada con ella considerando que tenemos qie trabajar juntas,y que esa castaña cada día se pone más y más hermosa. Sería una tortura tener que verla caminar por los pasillos e intentar no sonreír y hasta ruborizarme por los pensamientos que llegarían a mi cabeza. Eso sin mencionar que estoy convencida, que nuestra contínua convivencia le terminaría haciendo daño a Lucía, y mucho, aunque ella intente negarlo.

Y es que soy débil, y ante Daniela, lo soy más. Y no quiero que en alguno de mis arranques esté mi secretaria presenciándolo todo.

¿Lista?- por cuarta vez.

Ahora si ya.- me paré al haber terminado de maquillarme. Ambas salimos de la habitación, dirigiéndonos a la sala para tomar nuestras últimas cosas y dejar por completo el apartamento.

DÉJAME CUIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora