Sueños y visitas

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Todavía no lograba recuperarme de la tercera crisis que había tenido en el día. Mis extremidades aún se encontraban entumecidas. Mi cuerpo totalmente rígido, pudiendo expulsar únicamente lágrimas, de la tristeza profunda que sentía.

Mario se había ido ya hace varias horas, justo cuando me dió la primera crisis.

Flashback

Aún no puedo creer que fueras tan ingénua Poché.- agregó mientras reía.- Mira que de todas las maneras en las que pensé lograr acostarme con Calle, esta fue la que menos creí conseguir.- Guardó sus documentos y sonrió. Yo solo temblaba.- Ocasionar que tu propia esposa se vendiera a cualquiera solo por tu puta ambición. Fantástico.

Cierra la boca.- Estampé mis manos en las rejas, con ganas de alcanzarlo y matarlo a golpes.- No pienso creerte nada de lo que digas.

Haz lo que quieras. El hecho que estés aquí habla por si solo.- Revisó que ningún guardia viniera.- ¿Y sabes qué? Yo no tengo idea de qué hace Daniela contigo, debe ser lástima, porque tiene tantas opciones con las cuales irse.- Se acercó hacia la celda y susurró.- Sin pensarlo mucho, tu gran amiga Laura Villa. Debe haber sido un gran consuelo para ella todo este tiempo en el que ni siquiera la pudiste reconocer.

Lárgate.- Dije en voz alta, sintiendo un gran dolor agudo en mi cabeza. Sabía lo que venía y no iba a ser bueno.- NO QUIERO VERTE, LÁRGATE!

Y supongo que ya te contaron que tú fuiste la responsable de la muerte de tu hermana. ¿No es así?- Esa sola última pregunta bastó para hacerme colapsar. Mi cuerpo entero se desvaneció, apenas y pude aprovechar en recostarme en el muro. Lo último que sentí fue como iba resbalándome hasta caer al suelo, mis ojos se nublaron al igual que mis demás sentidos.

Y me apagué de nuevo.

Fin del flashback

La intensidad del dolor en mi cabeza persistía, era de no creerse. En todo ese tiempo solo habían regresado a chequearme los oficiales encargados de custodiarme. Nadie más se había parecido por aquí.

Ni papá, ni Laura, ni Lucía.

Y por supuesto, tampoco Daniela.

Estaba de acuerdo con lo último. Debe suponer que ya me enteré de toda la verdad.

¿Para qué seguir fingiendo el odio seguro que debe tener hacia mí?

Cada palabra del pelinegro había llegado a instalarse en mi mente, y se repetía una y otra vez, convirtiéndose en una tortura extrema.

Necesitaba respuestas. Necesitaba oírlo de su propia boca.

Quería convencerme de que de verdad hice todo aquello que dijo.

No me reconozco, no sé quién soy. No puedo ser yo.

El ruido del golpe en las rejas me sacó del círculo vicioso en el que se había convertido mi mente.

Tienes una visita, al mínimo signo de violencia de su parte, nos llamas. No queremos otra escenita aquí.- Me advirtió uno de los guardias antes de subir con su compañero.

Esperé unos segundos a que fuera la persona que más deseaba ver en ese momento. Rogánfole a lo más sagrado que fuera ella, que pudiera verla por fin. Que con una de sus sonrisas llegara y me hiciera sentir que todo estaba bien, así fuera mentira.

No era ella, pero si alguien con quien también necesitaba hablar.

Juro que pensé que Calle me estaba jodiendo.- Llegó la pelinegra frustrada.- Me imagino que ya Mario se encargó de ponerte al tanto de todo, como siempre. Metiéndose en asuntos ajenos.

DÉJAME CUIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora