Lo hice por ti

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Mis ojos se abrieron con trabajo, debido a la luz proviniente de la ventana, que daba justo en mi rostro. Sentía la cabeza pesada, mareos y algo de náuseas.

Miré a los costados, sin encontrar a nadie. Estaba sola, pero reconocía el lugar en el que me encontraba. Era mi casa.

De pronto, cada segundo del accidente se fue reproduciendo en cámara lenta en mi cabeza, causándome dolor.

Vale

Daniela

Mierda, no.

Me levanté rápidamente, ocasionando que la sensación de mareo aumentara, pero a mí solo me importaba encontrar a mi esposa. Salí hasta la sala, topándome con el fuerte escenario de la realidad.

Vestidas de negro y consolando la una a la otra, estaban la castaña y la que quedó de las Villa. Sus miradas llegaron a mí, levantándose de inmediato.- Poché.- Se me acercaron, observándome detenidamente para comprobar que todo estuviera en orden.- ¿Cómo te sientes?- Me preguntó la castaña en un tono algo extraño.

Estoy bien, solo un poco mareada.- Contesté. Dirigí mi mirada hacia la melliza, viendo sus ojos hinchados y rojos.- Lo siento.- Solo atiné a decir para que las lágrimas salieran de mis ojos.- Fue mi culpa.

No sirve de nada buscar culpables María José. Sirve de apoyo, no des más problemas.- Me cortó Calle. La quedé mirando, ahora si me había sorprendido.

La melliza me jaló para abrazarme, desfogando la tristeza que tenía sobre mi hombro. Sollozaba muy fuerte, no podía parar.- Ella estaba tan asustada.- Me abrazó más fuerte, aferrándose a mi cuerpo. Intenté pasar mis manos por su espalda como para intentar tranquilizarla, pero no servía.- Te amaba mucho, Poché.- Ahora la que sollozaba era yo.

Laura necesitas descansar, ven.- Me la quitó de los brazos y se la llevó hasta el cuarto de donde yo había salido, tardándose un rato ahí.

En lo que salía aproveché para echar un vistazo a donde estaba. Y pensar que disfrutaba tanto estar en el apartamento que me regaló Lucía, y ahora solo esté lleno de recuerdos, de su presencia. Cosa que me hace querer llorar de nuevo.

¿Quieres comer algo?- Me ofreció Daniela, haciéndome sobresaltar un poco.

Estoy bien, gracias.- Los mareos no me dejaban espacio para tener apetito. Me parecía más importante saber qué le ocurría.- ¿Todo bien?- Me acerqué a la barra para sentarme al frente de ella, que se encontraba tomando un café.

Todo perfecto Poché. Acabamos de llegar del funeral de Lucía, Laura está devastada. Todo espléndido.- Se desesperó.- No entiendo ese afán tuyo de querer complicarlo todo.- Le dió un sorbo a su café.

¿Disculpa?- Me indigné.- ¿Si sabes que lo hice por tí, verdad?

A no, a mí no me quieras echar la culpa de lo que pasó. Yo te dije que ya había solucionado el tema de Mario.- Es increíble que me esté reclamando esto.- Estábamos bien así.

Ibas a perder H&M. Por supuesto que nada estaba bien.- Alcé la voz.- Quería poder resolver lo que ocasioné.- Se quedó viéndome unos segundos, examinándome. Y prosiguió.

¿No te haz dado cuenta del potencial que tenemos estando juntas? Podríamos haber constituído otra marca, solo era cuestión de tiempo.- Intentó explicarse, pero la corté.

Y solo era cuestión de tiempo que Mario intentara hacerte sufrir otra vez.- Seguro nuestras voces se escuchaban hasta donde estaba Laura, pero me impresionó que a pesar de lo que pasó, ella intentara culparme.

DÉJAME CUIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora