Parece que todo está controlado.- Dijo Haward apenas entró al consultorio, cerrando la puerta tras de él. Había salido un momento a recoger los resultados de los análisis a los que me sometí durante la semana.
Después del juicio de Mario, todas sentimos un gran alivio. La persona que había ocasionado tanto daño, por fin estaba tras las rejas, pagando la condena que se merece. Eso nos impulsó a querer comenzar de nuevo. Calle y yo hablamos por fin sobre lo nuestro, y tomamos la decisión de ir a terapia de pareja. Estaba segura que nos ayudaría muchísimo.
Junto con eso también surgió una nueva preocupación, la cual no había tomado en cuenta realmente hasta ese momento.
Mi enfermedad.
Si bien el episodio de amnesia ya no sería un problema en nuestras vidas, eso no quitaba el hecho de que aquel parásito que me detectaron hace meses, siguiera en mi cerebro. Con nervios y mucho temor, me decidí a hacerme estudios, lo que hiciera falta para llevar un control de lo que tenía. Daniela por supuesto estuvo de acuerdo, y me acompañó a cada una de las citas.
Cada día que pasaba, que mis ojos se perdían en su rostro, en sus gestos, en sus acciones, pensaba que no la merecía. Estar ahí con ella, tener su compañía. Eso era todo lo que necesitaba.
Por supuesto, nada era completamente color de rosa. Habían cosas que aún le costaban, temas que le entristecían, situaciones con las que no estaba de acuerdo. Todo debía ser un proceso, y yo estaba dispuesta a ayudarla en lo que hiciera falta.
Y ahora aquí estábamos, dentro del consultorio de Haward, listas para escuchar lo que tendría para decir.
No puedo decirte que estás sana, porque no es así. Pero el hecho de que estos parásitos hayan muerto, es alentador.- Mi acompañante apretó mi mano, cosa que me hizo voltear a verla, admirando la gran sonrisa que resplandecía en su rostro.- Eso disminuye muchísimo el porcentaje de mortalidad de la enfermedad.
Sabía que mejorarías.- Comentó Daniela en voz alta, intentando aguantar la emoción.- Y lo seguirás haciendo.
Esperemos que así sea.- Dijo Haward, devolviéndole la sonrisa, pero solo a manera de cortesía. En otra ocasión, sé te él se habría puesto igual de felíz. Pero había perdido una hija.- Siempre y cuando sigas el tratamiento, no te pongas en riesgo y seas atendida correctamente en las crisis de ausencia, no tienes por qué empeorar.
Muchísimas gracias por todo Haward.- Habló de nuevo la castaña, yo solo veía la situación.- Haz sido una gran ayuda.
Gracias a ti, eres una gran mujer.- Estrecharon sus manos sobre el escritorio.- Tienes mucha suerte de tenerla, Poché.- Esta vez se dirigió a mí. Daniela aclaró su garganta, incomodándose.- Sé que no es de mi incumbencia, pero espero que aproveches cada segundo de tu vida con las personas que te aman.
Lo haré.- Respondí, hablando por primera vez desde que ingresamos.- Y Haward.- Lo llamé, obteniendo su atención.- Lamento lo de Lucy.- Tenía que decirlo. No me sentía muy capaz de verlo a los ojos, sabiendo que yo involucré a su hija en todo ese enrollo que terminó cobrándole la vida.
Suspiró, bajando un poco la mirada.- Yo lo lamento mucho más Poché.- Su voz estaba por quebrarse.- La última vez que la tuve conmigo, fue para recalcarle que estaba arruinando su futuro con la música.- Mierda. Su voz se quebró por completo.- Lo siento, no me es permitido entrar en esta situación en mi trabajo.- Se puso de pie enseguida, limpiando sus lágrimas. Calle y yo imitamos su acción, caminando hacia la salida del consultorio.
Haward.- Lo llamó la castaña de nuevo, antes de salir.- Cualquier cosa que necesites, sabes que solo basta una llamada.- El hombre asintió, regalándole una sonrisa de agradecimiento.
Lo único que necesito ahora, es estar para Laura. Sé que le debo hacer mucha falta.- Recordé el momento en donde mi amiga pelinegra enfrentaba a Mario con tanta seguridad. Siempre manteniendo esa firmeza, por más que estuviera rota por dentro. Admiraba eso en ella, pero también había que pensar en que nunca podía desfogarse realmente. Eso le hacía daño.- Ya perdí a uno de mis tesoros. No quiero perder al otro.- Calle se acercó a él para abrazarlo, cosa que recibió con gratitud. Lo necesitaba. Así que yo hice los mismo.
Nos marchamos de ahí en completo silencio, cada una sumida en sus pensamientos. No sé que estaría pasandi por la cabeza de mi esposa. En la mía solo estaba la imágen de aquella rubia sonriente, diciéndome que iría conmigo al fin del mundo.
Todos cometimos tantos errores con ella, que su partida nos dejó deseosos de un último encuentro.
Un último abrazo.
Unas últimas disculpas.
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La siguiente semana se viene el capítulo final, junto con un pequeño epílogo. Espero hayan disfrutado leer esta historia tanto como yo disfruté escribirla.
Gracias siempre por leerme <3
-ValTe🔥
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DÉJAME CUIDARTE
FanfictionAléjate de mí, ya no quiero más problemas. - dice tratando de zafarse de mi agarre. - no me gustas Poché. - esbozo una sonrisa maliciosa al escucharla decir eso. Entonces ¿por qué me miras la boca Daniela? - ella se quedó petrificada, ni siquiera la...