Un gran hijo de puta

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El único estúpido aquí eres tú, no tienes ningún derecho a entrar de esa manera. – dije en un tono sereno, pero con mucho enojo. Daniela y ese animal voltearon a verme, ambos sorprendidos, con la diferencia que en los ojos de Daniela había más miedo que asombro.

¡QUIÉN CARAJOS ES ESTA GARRAPATA IDIOTA Y POR QUE SE ATREVE A HABLARME ASÍ! – ¿DISCULPA?

Tranquilo amor, es mi socia. Se llama María Jos...

¡ME IMPORTA UNA MIERDA COMO SE LLAME, LA QUIERO FUERA DE AQUÍ! ¡AHORA! – Mientras hablaba sujetaba fuertemente el brazo de Daniela, eso seguramente se convertiría en un moretón después. No puedo creer que ella esté permitiendo esto.

Suéltala imbécil. – me acerco a él desafiante, sin miedo alguno. – QUE LA SUELTES – Lo siguiente que hago sin siquiera pensarlo es estampar mi puño contra su cara, no estoy pensando en mi trabajo, ni en si hay cámaras grabando. Solo quiero romperles la cara a golpes por tratar así a una mujer.

Me encuentro encima de él y sigo golpeándolo, hasta que siento como unos brazos me envuelven la cintura y me separan de aquel imbécil.

¡¿Estás loca?! Es mi novio María José. – dice terminando de apartarme, sigo con la respiración agitada y a esto se suma la rabia de escuchar aquellas palabras.

Pues tu novio es un imbécil. – digo recuperando el aliento, aunque sigo llena de rabia. Es increíble que lo esté defendiendo. Y más increíble es que esa sea la misma Daniela que ayer actuaba como la puta ama del mundo. – te está maltratando. ¿no te das cuenta?

Tú lo hiciste enojar, no debiste hablarle así. – ella terminaba de levantar al imbécil que por cierto tiene varios golpes en la cara. Ups. – María José te pido que salgas un momento en lo que hablo con él por favor.

Ya no respondí e hice lo que me pidió, después de todo no tenía caso pensar que me diría algo estando el neandertal de su novio ahí presente. Salí a esperar y encontré a su secretaria. Ella debe saber algo.

Oye disculpa, de verdad la porquería que casi tira la puerta de la oficina ¿es novio de Daniela? – pregunté sin cuidar mis palabras, me interesaba muy poco si se lo contaba a alguien, yo no estaba mintiendo.

Lo es, desde hace 4 años. – wtf – el joven es heredero de una de los inversionistas más importantes del país, por eso puede comportarse así cuando quiera y seguirá siendo su novio. Y H&M lo necesita para seguir saliendo adelante, no sé si Daniela se lo contó, pero su padre ayudó económicamente a la empresa cuando estaba en bancarrota. Así que digamos que ella está pagando esa deuda.

Y ¿cuándo terminará de pagarla? – en el fondo sabía perfectamente la respuesta, pero rogaba estarme equivocando.

Literalmente hasta que la muerte los separe, deben casarse.

Iba a preguntarle sobre la cantidad de dinero que ese hombre dio, tal vez yo pudiera ayudar en algo, o más bien mi padre; pero vi al protagonista de nuestra conversación salir de la oficina y buscarme con la mirada.

Espero que de ahora en adelante sepas quién manda aquí enana. – yo solo lo veía fijamente tratando de aguantar la risa por los moretones que se le habían formado en el rostro.

Pues a juzgar por cómo está tu rostro supongo que yo, guapo. – le guiñé un ojo y entré a la oficina lista para recibir un buen regaño, pero no fue así. Lo que vi me desgarró por dentro.

Estaba sentada en su silla, con la mirada perdida, tenía su blusa mal puesta, como si se la hubieran querido arrancar, y en la parte de abajo solo traía puesta su ropa interior. Ella lloraba en silencio, como si no quisiera que nadie la escuchara. De pronto mi cuerpo vuelve a llenarse de rabia, y doy media vuelta para ir a buscar a ese hijo de puta, pero ella me detiene.

DÉJAME CUIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora