El principio de todo

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Agosto 2018

Solo faltaría la maleta de Vale y ya estaría todo.- Me confirmó mi esposa al entrar a la casa después de haberse quedado afuera revisando.

Perfecto, ya casi baja.- Le contesté. Al haberle dado la noticia a mi hermana, se emocionó tanto que del grito que pegó, mi papá corrió a su cuarto asustado, preguntando qué había pasado.

Mi pequeño minion se la había pasado extrañándome y yo a ella. Esta iba a ser la oportunidad perfecta para pasar tiempo juntas, y más si es a un lugar tan hermoso.

En ese instante mi papá salió de la cocina, saludando a la castaña.- ¿Ya comieron algo?

Si pa, solo estamos esperando a Vale, que raro que no baje.- Se me ocurrió ir a ver qué pasaba. Por lo que los dejé conversando a ambos y subí hasta llegar al cuarto de Vale. Encontrándola sentada en su cama, pensativa.- ¿Todo bien?

Al oir mi voz, volteó a verme. Su rostro se iluminó en una sonrisa tierna y me llamó a sentarme con ella.- Perdón por tardarme tanto, es solo que siento que voy a extrañar mucho mi habitación.

Me pareció adorable que se sienta de esa manera como si el viaje fuera a ser eterno.- Tranquila pulga, concéntrate en disfrutar, y verás que pronto estarás de regreso.- La calmé abrazándola.- Además tienes todo el tiempo del mundo para estar aquí.- Ella solo me miró y sonrió. Después de un suspiro se puso de pie y me dejó salir con su maleta.

Poché.- Me llamó de nuevo, haciendo que parara mi camino.

Dime Vale.- En sus ojos podía ver la gran emoción que tenía, pero al mismo tiempo esta estaba mezclada con algo más.

Parecía ser miedo.

Después de este viaje. ¿Te podré ver más seguido?- Solté una risa pequeña, yendo de regreso hacia ella y dejando un beso en su frente.

Nos veremos tan seguido que te hartarás de mí, lo prometo.- Al creer que con esa respuesta la había dejado más tranquila, pudimos enrumbar el camino al primer piso, en donde nos esperaban con sonrisas.

Verifiquen que no se les esté olvidando nada por favor, no quieren tener imprevistos.- Aconsejó papá. Nos preocupamos en revisar cada uno de nuestros documentos, y al estar seguras de no habernos olvidado nada. Nos despedimos de papá y salimos de la casa, entrando al carro después de guardar la última maleta.

El camino hasta el aeropuerto fue bastante silencioso. A pesar de que pusimos música a todo volúmen, y la playlist estaba buena, Vale no quiso decir una sola palabra. Por momentos Calle la miraba a través del espejo retrovisor, confirmando que no se estuviera sintiendo mareada o algo parecido.- ¿Estás emocionada Vale?

Si, y muy nerviosa por el avión.- Declaró.

Todo estará bien, me tomas la mano en el despegue y yo me encargo de calmarte. Hago lo mismo con Poché desde hace años.- Mi hermana rió al escuchar aquel dato.- Cada quién tiene sus miedos, lo importante es afrontarlos.

¿Y si lo que tengo no es miedo, sino un mal presentimiento?- Cuestionó de nuevo la menor, dejando a la castaña preocupada.

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