El último momento

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Había llegado el día. Con todo lo que ya teníamos planeado, hoy caería Mario Ruiz. Incluso la policía estaba enterada del encuentro que tendríamos hoy con Lucy para verlo, en una supuesta "venta de personas".

Claro está que eso no sucedería.

El plan estaba claro. Iríamos hasta el lugar donde nos dijera, entraríamos ambas con un micrófono en la ropa, grabando cada cosa que él diga, y cuando Lucy supuestamente se quede con él, entrará la policía a detenerlo. Y una muy buena condena lo esperaba en la cárcel.

Nada podía salir mal, hasta lo habíamos ensayado.

Después de esto, tendrás que darme la borrachera de mi vida. Jamás pensé ser la carnada de una operación policial.-  Reía divertida mientras se colocaba el cinturón.- De solo saber que ese estúpido me va a poner sus manos encima, me estremezco del asco.

Perdón por meterte en esto.- Me sentí mal con lo últimi que dijo.

Hey, esto es para un bien común, y sobre todo tu tranquilidad.- Me sonrió antes de que arrancara el auto. Tomó mi mano y la apretó.- Y haría cualquier cosa por ti.

Gracias Lucy.- Sonreí sincera. Ella es alguien a quién jamás voy a merecer. De esto estaba más que segura.- Laura y Calle llegarán junto con la policía, así que luego de eso podemos irnos todas de rumba.

Me parece perfecto. Tenemos que celebrar el inicio de una nueva vida.- Arranqué después de verla por última vez. Hasta para participar en una operación policial, traía un outfit genial.

Conduje como media hora, llegando hasta un devío que me indicaba la aplicación en la pantalla del auto. Ahí fue donde mis nervios comenzaron a encenderse un poco, pues sabía que ya se acercaba el momento. Tenía ue estar tranquila y trnsmitirle esa tranquilidad a mi acompañante.

Cuando le conté a Daniela sobre el acuerdo que hice con Mario, accedió después de asegurarle que todo saldría bien. Pero ella seguía teniendo miedo.

Eso se acabaría hoy.

Al final del desvío se encontraba una gran mansión, así que supuse que ese sería el lugar. Decidí estacionar el carro justo en frente. Volteé a ver a mi amiga.- ¿Estás lista?

Más que lista.- Me contestó enseguida. Asentí sonriente y bajamos al mismo tiempo. Justo en la entrada había uno de esos guardias del tamaño de un oso, que seguro le servía de seguridad al estúpido.

Buenas noches, vengo a ver al señor Mario Ruiz. Soy María José Grazón.- Hice la voz más seria y segura que pude.

Esperen aquí.- Contestó mientras entraba un momento. Intercambiamos miradas con la rubia, extrañadas. En unos segundos volvió a salir.- ¿Tú eres Lucía?- Preguntó mirando a mi acompañante, la cual asintió.- El señor Mario te está esperando en la recámara principal, pasando la sala a la derecha por favor.- Conforme iba hablando, mis sentidos se alertaron por completo.

Lucía asintió e ingresó, seguida de mí, pero el agarre del tipo de la puerta sobre mi brazo me detuvo, dejándola sola.- ¿Hay algún problema?

El señor Mario no mencionó que necesitaba la presencia de alguien más, solo requiere a la señorita Lucía.- Dijo aún agarrándome el brazo. Mi amiga notó que ya no estaba detrás de ella y volteó hacia atrás, pero fue llevada por otro guardia a la fuerza, lo cual me alertó más. La policía llegaría en cualquier momento y yo tenía que estar adentro con Lucy.

DÉJAME CUIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora