Diagnóstico médico

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Bueno pero se trata más de pudor, querida.- respondió la castaña sin pena alguna por haber sido escuchada.- O almenos decencia.

¿De verdad haz venido a insultarme a mi propia casa?- la rubia se paró enfrente de nosotras, cruzándose de brazos.

¿Se puede saber en qué momento te insulté?- Mi socia se puso de pie igualando la posición de mi secretaria, aquí habría una guerra y yo tenía que detenerla.- Sólo dije la verdad.

La verdad es que estas celosa, y por eso vienes con esos aires de superioridad, porque no eres tan segura como aparentas.- la forma en le contestó solo me hizo pararme a terminar con esta mini peleíta infantil.

Basta.- me paré en medio de las dos mujeres, esta situación solo podía recordarme a aquellas películas de adolescentes con peleas entre cavernícolas. Y me resultaba vomitivo.- Esos enfrentamientos inmaduros déjenselo a los machitos de masculinidad frágil, por favor.

No hay ningún enfrentamiento, yo solo me estoy defendiendo.- ahora la rubia parecía molesta, pero conmigo.- ¿O se supone que debo aguantarme las faltas de respeto de tu novia?

Me haces el favor y la despides, cuando regrese a la oficina no quiero verla ahí.- soltó de repente sorprendiéndome. Confirmando que lo que había dicho Lucía era cierto.

¿Qué?- la voz de Laura nos hizo voltear a todas de nuevo.- Deja de tomar decisiones a la ligera Calle.

Es algo que ya he considerado y su actitud me da la razón.- La morena se acercó a mi novia a pasos lentos.- Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión.

Estás desquitándote con quien menos se lo merece.- llegó a estar frente a ella, echándole una mirada acusatoria.- Gracias a Lucy es que Poché está bien ¿O ya se te olvidó?

La castaña se quedó pensando sin decir nada, intercambiaba su mirada entre las dos mellizas.

Al parecer sí.- ya no quise saber nada más y decidí salir de ahí. El ambiente se sentía tan tenso que no aguantaría quedarme más tiempo a ver como discutían por estupideces.

Abrí la puerta principal del apartamento y salí sin importarme nada, necesitaba respirar. Caminé un poco por el pasillo hasta doblar una esquina y apoyándome en esta.

No vuelvas a hacer eso.- me hizo saltar mi socia que apareció junto a mí. Seguro habría salido tras de mí.- No estás del todo bien como para andar sola.

Mejor sola que mal acompañada.- lancé mirando a otro lado, buscando un punto fijo en el cual concentrarme para no verla a ella.

¿Ahora tú también vas a enojarte conmigo?- se acercó más a mí, dejándome pegada a la pared; yo seguía sin mirarla.- Mírame.-sujetó mi mentón y lo giró con suavidad, haciéndome mirarla.

¿Quieres que te aplauda por la escenita que montaste ahí adentro?- no podía creer en la posición que se había puesto, como toda una niña caprichosa.

Hace días que quería ponerla en su lugar.- suspiró frustrada mirando hacia abajo. Subió la mirada y se mordió el labio.- Ya te he dicho que dejes de mirarme así.-se acercó peligrosamente a mi boca, pero me alejé.

No.- miré a mi alrededor, no sé en qué momento ya tenía sus brazos apoyados en la pared, encerrándome y dejándome sin salida.- ¿Crees que con eso lo solucionas todo?

Okay perdón, no debí portarme tan grosera.- tenía que mirar a otro lado pero ya me era imposible concentrarme, sus ojos me tenían atrapada otra vez.- Lo siento.

DÉJAME CUIDARTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora