Todo se hunde

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Maratón 2/3


Agosto 2018

Piensa, piensa, piensa. Razona maldita sea.

No entiendo absolutamente nada de lo que me estás diciendo, Poché. Ya te afectó el alcohol.- Se burló mi amiga pelinegra.

Laura, no he tomado una sola gota de alcohol desde que llegamos. No puedo ni dormir bien.- Me expliqué. Estaba tratando de decidirme si podía contarle a mi amiga lo que estaba ocurriendo, eso sin ocasionar que fuera directo a contarle a mi esposa.- Necesito decirte algo, o voy a explotar.

Suéltalo ya, deja el misterio.- Se recostó de costado en el césped, viéndome con atención. La había traído a la orilla de la piscina con la excusa de que quería hablar con ella en privado.- Solo te aviso que si le fuiste infiel a Calle, ni pienses que seré tu cómplice.

No es eso, cállate.- La corté, desesperándome.- Es algo peor, y necesito que me ayudes a evitar que le afecte a Daniela.

¿Hablando a mis espaldas?- Su voz nos asustó a ambas. Se inclinó para sentarse al costado de nosotras, esperando a que contestáramos a su pregunta.- ¿Y bien?

¿Acaso no puedo planear tu sorpresa de cumpleaños sin que quieras saber lo que es?- Intenté cambiar el tema, sin saber si tendría éxito.

Ajá si. No soy estúpida Poché. Hablen.- Esta vez volteó a ver a Laura, la cual estaba a punto de hablar. Bastó un gesto mío de que se callara, para que volviera a cerrar la boca.- Pensé que entre nosotras no existían los secretos.- Bajó su rostro, pensando.

No existen. Ya te expliqué de lo que estábamos hablando mi amor.- Sus ojos se conectaron con los míos, provocando que casi me derrumbara en mil pedazos.

Si se acostaron a solas, es momento de que me lo digan.- Soltó.

Corrijo lo que te dije hace un momento Poché. Definitivamente Calle es la ebria.- Se rió la melliza.- ¿De verdad nos crees tan pendejas?

Me estoy poniendo en todas las situaciones posibles. Ya que ustedes no quieren decirme nada.- Se explicó. Laura deguía riéndose.- Tú andas nerviosita.- Me señaló. Se me cortó la respiración.- En algún momento lo descubriré. Solo es cuestión de tiempo.- Fue lo último que dijo antes de alejarse de ambas otra vez, entrando al interior de la casa.

Estuviste cerca de abrir la boca y ni siquiera llegué a contarte algo.- Le reclamé, enojada.- Me queda claro que no puedo decírtelo.

¿Me vas a dejar con la duda? ¿Enserio Poché?- Ahora era ella quien se levantaba molesta, y se marchaba también.

Y así es como vuelvo a quedarme sola.- Hablé conmigo misma. Suspiré frustrada.

...

Terminé de arreglar mis prendas y caminé con la maleta para salir de la habitación, ya no soportaba un minuto más aquí sin hacer nada. Apenas estaba apunto de cruzar la puerta, choqué directamente con la castaña, llevándome una mirada desconcertada de su parte.- ¿Qué haces?

Olvidé que había programado reuniones para mañana, necesito llegar a tiempo a repasar el material que tengo.- Últimamente me había vuelto buena inventando cosas. Ya se me había hecho costumbre.

Dolía hacerlo con quien más amo, pero no tenía otra opción.

Desde que llegamos haz estado muy rara Poché.- Me analizaba con la mirada, lo cual tenía poder sobre mí.- Sé que me estás ocultando algo.

Solo estoy estresada, en estos últimos días el trabajo en la empresa ha aumentado.- Rasqué mi nuca. Estresada.

Bueno entonces voy contigo y te ayudo. Somos un equipo, la empresa es de las dos.- Ingresó a pasos rápidos al cuarto, subiendo su maleta en la cama.

No. Deja que yo me encargue de esto. Tú viniste aquí a descansar justamente del trabajo.-

Tú también, hasta fuiste la de la idea.- Me cortó y contradijo.- Poché, mírame.- Se acercó a mí, tomó mis manos y me observó.- ¿Hay alguien más?

¿Qué?- Me alejé enojada.

Contéstame.- Pidió preocupada.

No Daniela, no hay nadie más.- Alcé la voz, apretándome.- No hagas preguntas estúpidas.

Uy, perdón.- Se disculpó ofendida.- Es que ya no sé que más pensar.

No tienes nada que pensar Calle. Estoy haciendo esto por las dos.- Solté.

¿Haciendo qué?- Preguntó, agarrándome fría.

Esforzándome. Por ambas. Es todo.- No sabía si era mi misma frustración e impotencia. El estrés y miedo de saber que la situación ya se había salido de mis manos y que la deuda que tenía en este momento, era demasiado grande.- Déjame hacerlo.

No tienes que hacerlo sola-

BASTA YA! DÉJAME TRANQUILA!- Grité sin pensar en lo que estaba haciendo ni diciendo.- Aléjate de mí y déjame hacerme cargo de lo necesario. Después si quieres me reclamas.- Subió su mano a mi hombro, pero me volví a alejar.- Suéltame.

Enrumbé otra vez con mi maleta. Bajé las escaleras mientras escuchaba a mis amigos preguntar la razón de por qué me estaba marchando, pero no pensaba responder a nadie.

Estaba sola en esto. O lo arreglaba de una vez por todas, o todo se hundiría junto conmigo.

Y no voy a permitir que eso pase.

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                                      -ValTe🔥

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