I: Exɪsᴛɪʀ﹐ sᴜʙsɪsᴛɪᴇɴᴅᴏ.

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Un derechazo impactó en su pómulo izquierdo, desestabilizándola por completo

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Un derechazo impactó en su pómulo izquierdo, desestabilizándola por completo. Su cuerpo trastabilló, enredándose con sus piernas siendo la causa de su posterior caída, cual la tendió boca abajo, pero con sus manos, impidió que su cara diera de lleno contra la loma del piso. Un gruñido estremeció en su garganta, ante la desazón de dejarse doblegar por su contrincante. Sintió la invasión de un sabor metálico en su boca hasta verse en la necesidad de expulsar parte de aquel liquido en una escupida. Sin esperar otro ataque se puso de pie en un hábil movimiento, encuadrando sus puños delante, retando e incitando a la otra, con su mirada y un alzamiento de mentón.

—¡Vamos ciervo, hoy aposté todo a ti, joder!

—¡Ya noquéala de una vez, ciervo!

Aquellos comentarios sólo eran la viva voz generalizada en aquel lugar, cual quedaba ubicado en algún espacio subterráneo alejado de la zona central, este era un tanto lúgubre y, a pesar de no ser tan espacioso, albergaba a unas cien personas. Las paredes sólo eran adornadas con grafitis y varias luces de tonalidad amarillenta que pendían de largos reflectores, eran las encargadas de iluminar.

Lo que llevaba a las personas a reunirse en aquel lugar, era lo que estaba en medio de aquellas cuatro paredes: un ring de boxeo. Éste estaba ubicado a lo alto, a metro del nivel del piso. Alrededor estaban las personas quienes eran los que apostaban cada noche furtiva a quienes eran participes de dichas peleas ilegales.

El sonido de una campanilla, alertó a ambas combatientes, cuales cubrían su rostro especie de máscara de la cual se servían para ocultar su identidad, pero donde sus sagaces ojos eran el incentivo del agitar del reto.

—¡Se da comienzo al tercer round! ¡¿Quién ganará?! ¡¿Ciervo o Gacela?! —la abrumadora voz a cargo de narrar, provenía de un hombre que estaba dispuesto en lo alto, en un pasillo del segundo piso.

Los gritos retumbaban en los oídos. Las personas sólo gritaban "Ciervo" una y otra vez.

—¡Ciervo se encuadra, se mantiene moviéndose de izquierda a derecha, mientras Gacela se mantiene estática a la espera!

Ciervo, así como era apodada, aprovechó un movimiento en falso de su contraatacante, y llevo su puño derecho hacía la nariz de ésta, haciendo que cayera hacia atrás, logrando así los frenéticos gritos del público que aprobaba aquel ataque siendo la causa de sus posibles ganancias en apestas.

Aquel golpe había dejado aturdida a Gacela, que, pese a su desvarío, se irguió de pie con premura para evitar otra arremetida, siendo su acto muy paulatino para quien actúo rápido y la acorraló contra las cuerdas de aquel cuadrilátero. Ciervo, la golpeó una y otra vez hasta el punto donde ya yacía en el piso cubriendo los posteriores golpes con sus antebrazos., causando molestias en Ciervo, que se detuvo dando espacio, soltando un gruñido tan captador de la otra.

—¡Vamos, de pie! —ordenó confiada de su posición, si prever un movimiento que ejecutó su contraria, que de una patada le desestabilizó hasta el punto de caer al piso, donde su mirada se encontró con su contraria que se disponía de pie y le incitaba agitando sus puños.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora