XVII: Cᴀᴍɪɴᴀɴdᴏ ʜᴀᴄɪᴀ ᴇʟ ᴏᴀsɪs ᴅᴇʟ ᴅᴇsᴇᴏ.

1K 134 122
                                    

Había pasado varios días

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Había pasado varios días. Días donde Jennie, se había mantenido contactando a Lisa, siendo ésta esquiva a cualquier respuesta que le hiciera saber, si se encontraba bien. Al parecer le estaba evadiendo, y eso le causaba frustración. Quería saber en qué andaba, y que le diera razones certeras del por qué no respondía sus mensajes, ni contestaba sus llamadas.

Sin ser capaz de tolerar más aquella situación, hizo un hueco en su rutina y se decidió por ir a la casa rodante de Lisa. Al salir de su trabajo, le informó a Sehun, que haría algo antes de ir a casa, éste se ofreció en acompañarla, pero Jennie, se negó ante la idea y le propuso que le esperara a cenar, Sehun aceptó y le ofreció usar su auto como condición.

Ahora aquella tarde cual se despedía, le acompañó de camino, conduciendo en dirección a la zona donde habitaba Lisa. Su mirada despierta, se alertó más cuando el auto se adentraba por la calle que la acercaba a la casa rodante, misma mirada que se escondía detrás de la confusión, pues lo que veía le causo un tanto de decepción, misma que se reflejó en el resoplido que soltó pesadamente.

A las afueras de la calle que daba frente a la casa rodante, no estaba el auto de Lisa. Ya estaba allí, tan fácil no se iría, así que terminó por bajar del auto, observando a su alrededor, notando algunos transeúntes. Hizo una mueca al notar que aquellos rayos de un sol crepuscular ya no la acompañaban. Ahora el cielo se vestía con manto de azul matizado.

Guío sus pasos acercándose a la casa rodante, subió aquel par de escalones, y desde esa posición trató de mirar hacia dentro por la pequeña ventana sin lograr nada, agudizó sus sentidos para tratar de percibir algún sonido que la enterara de que había alguien. Desistió en ello luego de varios segundos y alzando su mano, consultó la hora en su teléfono.

—Bien, esperaré sólo por unos minutos más. —Sin pensar mucho en aquello bajó un escalón y se sentó, colocando sus brazos sobre sus rodillas—. Si no apareces... ¡Tienes que aparecer! —quien viera su cara cual figuraba un puchero y un ceño fruncido, sonreiría ante lindo rostro que enternecía más de lo que podía asustar.

Una hora pasó. La compañía de Jennie, no era más que el chirrido incesante de unos grillos, de un pequeño mosquito que encontró una presa de la cual jactarse en tan oscura y solitaria noche, y el sonido de los árboles al merecerse por la constante brisa fría cual golpeaba su piel erizándola. La fatiga y dolor de espalda, la empujaron a disponerse de pie, justo cuando comenzó a estirar sus músculos entumecidos, y un largo bostezo fatigoso salía lentamente.

—Qué difícil es tratar contigo, Lisa —se quejó mientras daba pasos hacia su auto frotando sus brazos con las palmas de sus manos; no había pensado en esperar en un cómodo asiento de cuero blando, en vez de un frío y duro escalón.

Unos faroles iluminaron su figura, al guiar su mirada en dirección al auto de donde provenían, se cegó un poco al punto que desvió su rostro entrecerrando sus ojos. Elevó su mano por encima de sus cejas para cubrirse de la luz incandescente y volvió a fijarse en el auto que ahora estaba estacionado detrás del suyo.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora