XV: Lᴀ ʟʟᴀᴍᴀᴅᴀ ᴇɴ ᴜɴ sᴜsᴘɪʀᴏ.

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En una zona de Busan, en la cual se ubicaban una serie de departamentos, uno de ellos era ocupado por una pareja que para muchos quizás era dispareja, pero resultaban hecha la una para la otra

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En una zona de Busan, en la cual se ubicaban una serie de departamentos, uno de ellos era ocupado por una pareja que para muchos quizás era dispareja, pero resultaban hecha la una para la otra. Estas llevaban un año de relación, un año donde decidieron, luego de unos meses, compartir departamento, a la final ya compartían como compañeras de trabajo.

Una de ellas resultaba ser muy meticulosa con el orden, mientras que la otra era un tanto despreocupada. Por cada desorden, la mayor se molestaba, y su pareja la contentaba con sus bromas y besos, a la final terminaban ordenando juntas. A pesar de ser tan diferentes en ello, había muchas cosas que las unían.

El departamento que compartían, fue decorado prácticamente por una de ellas. Era todo colorido, las paredes eran de colores pasteles, mayormente rosa y verde. No había un color predominante, incluso el pequeño comedor que estaba al frente de un gran ventanal, era compuesto por cuatro sillas, cada una de un color diferente. Podría parecer escandaloso, pero al ser colores pasteles, el lugar resultaba agradable hasta el punto de hacerte sonreír.

Era fin de semana, días donde se podía descansar. Y así lo veía Nayeon, protagonista de la pareja en cuestión. Ésta estaba acostada en el sofá y su cabeza ladeada en dirección al televisor que tenía de frente al sofá. Soltaba una risa a cada instante, habito que nunca abandonaba.

—Nayeon, puedes bajarle un poco a la Tv —se mencionó una chica alta que estaba sentada en frente a una mesa que contenía con muchos papeles dispuestos sobre la misma—, y a tu risa.

Nayeon, se apoyó en sus codos para mirar a su pareja por encima del espaldar del sofá. Ensanchó su sonrisa logrando elevar sus pómulos y achicar sus ojos.

—Te pongo en sobre aviso que no me manipularas con esa sonrisa —siguió hablando mientras negaba con una sonrisa y volvía su atención a los papeles.

—Oh, vamos Jeongyeon-ssi —se quejó Nayeon, poniéndose de pie. Ahora su cabello era más corto por encima de sus hombros—. Es fin de semana y tú estás trabajando. —Sus apresurados pasos la situaron detrás de Jeongyeon, posando sus manos en los hombros de ésta y su mentón en la cabeza.

—Sí, losé, pero necesito tener esto listo para el lunes.

Nayeon chasqueó su lengua. Llevaban mucho sin compartir como una pareja, últimamente Jeongyeon estaba muy apegada al trabajo o así lo percibía Nayeon, que se sentía minorizada por ello.

—¿Por qué estás tan quisquillosa con el trabajo? Ya ni salimos, incluso te propuse ir a Piccolo, el restaurante italiano, y no aceptaste —al notar que Jeongyeon, no saltaba aquel lápiz ni le prestaba atención, cambió el masaje por fuertes apretones.

—Oye, eso no desatará mis nudos —se quejó, pero Nayeon siguió en lo suyo.

—Pues no me interesa, Jeongyeon, te los ataré más si eso te hace prestarme atención —terminó de dar un último apretón y un leve golpe que termino por empujar a Jeongyeon hacia adelante.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora