VI: Uɴᴀ ᴠᴀ́ʟɪᴅᴀ ᴇxᴄᴜsᴀ.

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Algo de lo que, Lisa, al parecer se había acostumbrado en su antigua vida, en especial su casa, era el panorama que ésta le ofrecía cada día

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Algo de lo que, Lisa, al parecer se había acostumbrado en su antigua vida, en especial su casa, era el panorama que ésta le ofrecía cada día. Sólo tenía que haberlo perdido para encontrar lo valioso que era poder ver un alrededor despejado, poder observar el cielo en su esplendor desde lo alto. Sólo tuvo que perder tantas cosas para saber lo que en ellas podía aguardar algo de gusto, sólo tuvo que perderla a ella para saber realmente el valor que tenía en su desolada estadía.

De momento podía tener algo de lo que había perdido, por eso, cada tarde que podía conducía hasta unas colinas donde podía observar la ciudad enteramente. Como ahora, que se encontraba sentada sobre el capo de su auto, con sus manos apoyadas sobre el mismo. balanceando sus pies, perdiendo sus pupilas en el color que resurgía en las mismas, donde el color anaranjado teñía en un eufórico atardecer el cielo.

Una corriente de aire suave y apacible, acaricio su rostro haciéndole jactarse de la misma, llenando sus pulmones, exhalando cuando dejaba caer su mirada, donde observó a lo lejos la ciudad. Para ella, la definición de ciudad era caos, como su mente en muchos casos, por ello prefería estar alejada de la ciudad y someterse a una catarsis relajante de su cuerpo y mente.

Lisa, sentía una soledad agradable por primera vez, al estar allí sobre esas colinas. Sentía que allí nada la perturbaría, que había mucho que ver alrededor y perderse en ello ante que perderse en sus propios pensamientos. Toda la magia y soledad que sentía se vio perturbada por el sonido de su teléfono. Llevo su mano al bolsillo de su abrigo y lo tomó descolgando la llamada, llevando el aparato a su oreja sin registrar.

—Ciervo, recuerda que tienes pelea hoy —se oyó decir a alguien con un tono de voz gruñón.

—Vaya si es, Dongyul, un hombre que sólo vela por sus propios intereses.

—No quiero comenzar discusiones contigo...

—Estaré allí, y sólo te diré que también velo por mis intereses, así que no olvides cuanto es la paga. Ni tampoco me hagas recordártelo.

En eso colgó dejando una posible objeción en aquello labios curtidos de Dongyul. Se bajo del capo del auto, y se quedó meditando por un instante.

—Sólo será una pelea más y ya —se decía convenciendo a su cuerpo, soltando un suspiro pesado; realmente no quería seguir en peleas callejeras—. No debí comprar alcohol, no debí haber hecho un recorte en mis ahorros. —Caminó hasta subir al auto y encender el motor—. No puedo volver a fallarle.

Comenzó a conducir de nuevo al caos, a la ciudad, a su realidad, a sus pensamientos. Durante el camino, llevo su mano derecha a la guantera con su vista puesta en el camino, sacó de ésta una cajetilla de cigarrillos, con ayuda de su otra mano obtuvo uno. Mientras se detenía en un semáforo, detuvo su idea de fumar, hacía casi año y medio que los había dejado, pero el día en que compró alcohol la obtuvo, siendo su presencia un acicate a su boca que quería probarlo.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora