XXVII: Vᴇʀ ᴀ ᴛʀᴀᴠᴇ́s ᴅᴇ ᴛᴜs ᴏᴊᴏs.

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Cerró sus párpados, privando a sus ojos de aquel panorámico atardecer, pero la verdad, lo que quiera ocultar de estos, era la realidad que se paseaba frente a los mismo, haciéndola sentir sofocada y cansada

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Cerró sus párpados, privando a sus ojos de aquel panorámico atardecer, pero la verdad, lo que quiera ocultar de estos, era la realidad que se paseaba frente a los mismo, haciéndola sentir sofocada y cansada. Queriendo no encontrarse con la última mirada de la tarde anterior, aquella suplicante, cansada, aquella que clamaba por la suya. Y con la cual no le correspondió y huyó, llevando consigo un dolor agudo creciente por la falta de su cercanía.

Sabía que su manera de actuar fue apresura. Pero, cómo no serlo cuando sus oídos fueron más que receptores de una revelación que hasta, luego de veinticuatro horas, aún martillaba su mente, aún punzaba su corazón, aún provocaba cierto llanto que no llegaba a derramarse. Pues quizá sus ojos eran conscientes que necesitaban más razones para vaciar su llanto.

La confusión estaba mezclada con el amor. ¿Pero, a quién se ama? ¿A lo que la mente cree que es, o, a quien en realidad es?

—A Lisa... —exhaló en un suspiró aún con sus ojos cerrados.

Su mente viajaba en una soledad de pensamientos, su presencia parecía no notar su alrededor, hasta que sus oídos la hicieron despertar al darle sentido a las risas que provenían de un lado.

Aquella tarde había optado por buscar de alguien que le escuchara y tuviera otra perspectiva diferente, no ligada a las mismas emociones que la privaban de pensar con claridad y de manera objetiva. No podía dejar de ser susceptible, y sus pensamientos subjetivos lo reflejaban. Así que no actuaría guiada por esos pensamientos.

Se mantenía sentada al filo de un concreto que marcaba el límite de una pequeña costa dibujada por piedras, las cuales hacían desdibujar las pequeñas olas, en chapoteos que causaban un sonido relajante. Su mirada fue a dar a su costado derecho, sonrió tímidamente al notar la escena de su amiga con su pareja, ambas abrazadas y bromeando; al parecer habían arreglado sus indiferencias o malos entendidos.

—Jennie-ssi —llamó Nayeon con una pequeña, pero alegre sonrisa, misma que fue acompañada por un ceño fruncido al ver el estado cabizbajo de la otra—. Llevas mucho tiempo callada, ¿eh? Normalmente eres así, cuando tu mente está inquieta —tomó las manos de Jeongyeon, que estaba sentada tras ella, y las pasó por sus costados, indicándole que la abrazara para tener un mejor reposo de su cuerpo en su pecho entre sus piernas—. Cuéntame, o bueno, cuéntanos.

Al final, fue el motivo de aquella cita: el querer tener otra perspectiva que la ayudara. Observó al par que estaba expectante a su pronunciamiento, mordía su labio inferior mientras enlazaba en su mente la manera correcta de vaciar aquello, sabía que no podía contar todo, en conclusión, la revelación que no sería bien vista por Nayeon.

—Bueno, Lisa, ella está involucrada en algo que... se me es difícil de sopesar, de pensar y digerir en una respuesta, en una acción, en algo que... —su frustración creció más al recordar, al punto de que en su garganta se formara un nudo—. Agh...

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora