XLII: Tᴇᴍᴇʀ ᴏ ᴛᴇɴᴇʀ.

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Su objetivo cual la guio al encuentro de quien podría facilitarle lo restante para poder cumplir y dar un paso más cerca de a quien quería martirizar en nombre, de lo que ella suponía, justicia, se vio entorpecido

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Su objetivo cual la guio al encuentro de quien podría facilitarle lo restante para poder cumplir y dar un paso más cerca de a quien quería martirizar en nombre, de lo que ella suponía, justicia, se vio entorpecido. Quería ejercer justicia, en nombre de quien dio vida por vida, por su vida, aun cuando ésta no había sido guiada por lo que, seguramente, su madre tomaría como orgullo. Pero ni siquiera con ese pensamiento cual podía frenar sus acciones, la detenía.

—Suni —llamó a una secretaria tan desapegada de su entorno, misma que alzaba su rostro de aquel computador para mirarla—. ¿Se encuentra, Jisoo? ¿Está en alguna consulta?

—Eh... sí se encuentra, no en una consulta, pero... Señorita Manoban —su llamado fue de poco interés por parte de Lisa que con propia autoridad se hacía de acciones imprudentes abriendo aquella puerta.

Su mirada, ahora ceñuda, se fue turbando a medida que sus pupilas reconocían aquel par de rostros que le miraban con cierto secreto en sus miradas, siendo tan poco discreto el enlace de miradas que se dieron para luego enfocar sus pupilas de nuevo en ella. Siendo la siguiente inquisición tan evidente para sus conjeturas para nada agradables.

—Jennie, ¿qué haces aquí?

Una mirada tan sagaz como inquieta, de unos ojos cafés, se cruzó a medias con la suya. La suya que ahora guiaba a otra ornada por el color azabache, tan conocido, tan conocedor de sus íntimos secretos... Secretos. Sólo esa palabra agitó su pecho, su mirada se volvió turbada ante el presagio de lo que parecía haberse hecho hace mucho a sus espaldas.

—Lisa, no te esperaba por aquí el día de hoy... —Jisoo calló su intervención, la figura ante ella cual semblante podía definir la causa fácilmente, logró enmudecerla, siendo este acto tomado como más que respuesta propia de sus labios sellados.

—¿Acaso...? —su mirada buscó otra respuesta cual ya concluyó en su médico, y al enfocarlas en aquella tan digna de la suya, tan brillante al punto de causar en ella cualquier rendición, más confirmó lo que su mente fraguó en instantes—. ¿Qué debo suponer ante este encuentro? Hasta donde sé, Jennie, estarías con Nayeon, ¿no? —Le dolió que tras su pausa cual esperaba respuesta, no fue más que un silencio—. Me lo habías comentado por la mañana, ahora estás aquí. Hablen.

—Amor, yo sólo... —sus labios se movieron sin salir sonido de ellos, siendo la mirada contraria causante de su mudez—. ¿No puedo visitar a Jisoo?

—Se puede, claro que se puede —recalcó dando una furtiva mirada a Jisoo, quien guardó cualquier intervención tras su mirada punzante—. Pero, ¿de cuándo acá tanta cercanía entre ustedes? Hasta donde sé, eres más cercana a Rosé. ¿Pero a Jisoo? No.

—Vamos, Lisa. Jennie sólo quería compartir cierto tema conmigo, y siendo yo tan cercana a ti, le pareció correcto venir.

—Basta, Jisoo, ¿quieres? Es obvio que... —vació su desespero en un gruñido de disgusto, ante el mal sabor que le suponía la revelación de algo que competía a sus labios—. Maldita sea, sus miradas lo dicen, hablan más, dan más a suponer que... que... Jisoo —volvió a descargar sus pupilas ardientes sobre la nombrada—, le contaste, ¿no?

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora