XII: Cɪᴄᴀᴛʀɪᴄᴇs ᴅᴇʟ ᴘᴀsᴀᴅᴏ.

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Lisa, se había despertado justo antes de que el sol naciese por completo, tomó sus cosas y salió con la esperanza de encontrar alguna lonchería, cafetería o un local de comida donde poder comprar

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Lisa, se había despertado justo antes de que el sol naciese por completo, tomó sus cosas y salió con la esperanza de encontrar alguna lonchería, cafetería o un local de comida donde poder comprar. No tenía mucho en su alacena; no frecuentaba cocinar y por lo tanto los alimentos que tenía a su disposición, eran pocos.

Luego de dar con un pequeño local familiar de comida coreana, compró y regresó enseguida; no quería que aquel par se fuera sin antes despedirse y comer. Ahora estaba abriendo la puerta de la casa rodante, al entrar fue recibida por una inquietante mirada que se convirtió en una sonrisa al verla.

—¡Lili! —la pequeña se puso de pie y se acercó hasta abrazar a Lisa que alzó las bolsas de compra, para poder recibir el abrazo—. Llegaste, pensé que te habías ido.

—No, cómo puedes cavilar semejante idea. Ven coloquemos el desayuno —guió sus pasos en compañía de la pequeña, hacía la encimera donde dejó las compras, siendo la siguiente imagen en su mente, el motivo de su indagación—. ¿Dónde está, Jennie?

—Se está dando un baño.

Lisa asintió. Aprovechando aquel pequeño tiempo, improvisó una mesita frente al largo sofá, y con ayuda de Somi, fue colocando el desayuno.

—Esto huele muy rico, Lili.

—Bien, esperemos a Jennie. Déjame ponerla en preaviso.

Se irguió en su postura, cual guió en dirección al baño, notando que no estaba allí. Así que se dirigió a su cuarto.

—Oye, Jennie, compré... —cortó sus palabras al ver a Jennie, cuya espalda tan impoluta estaba a total disposición, cuya suavidad desnuda era recorrida por las pupilas de Lisa, quien se despegó de tal encanto, a ser cubierta ésta por una blusa. Siendo unos ojos cafés que se volvieran de frente notando su presencia y llamando su mirada.

Ambas sostuvieron sus miradas. Los ojos de Lisa, tuvieron que conformarse con ver aquella suave y delicada espalda desnuda de la castaña, lo que fue suficiente como para avivar el deseo de querer tocarla, besarla, abrazarse a ella y permanecer así por el resto de su vida.

—¿Decías? —inquirió Jennie, al notar el espasmo de Lisa, tratando de disimular su naciente nervio que recorría su cuerpo a la par de la mirada compuesta de unos ojos color avellana intenso.

—La... la... El desayuno está servido, te esperamos —balbuceó aquello y salió de inmediato.

En otros tiempos, Lisa, se hubiera acercado y quitado la blusa para hacer, realidad con sus dedos, el deseo. Pero ahora era distinto, aquella piel ya la conocía, ya la había palpado. Ahora ese placer le pertenecía a alguien más, o así ella lo pensaba.

Se acercó hasta la pequeña sala, notando a Somi, quien aguardaba por ella y Jennie. Se sentó sobre un cojín dispuesto en el piso y enfocó su mirada en la comida, pero realmente sólo trataba de calmar su agitado estado.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora