IX: Uɴ ᴅᴇᴛᴀʟʟᴇ sɪɢɴɪғɪᴄᴀᴛɪᴠᴏ.

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Dentro de una estancia perteneciente a un dulce y cálido hogar, se podía escuchar las risas de una persona y ladridos de un canino

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Dentro de una estancia perteneciente a un dulce y cálido hogar, se podía escuchar las risas de una persona y ladridos de un canino. Una pelinegra sonreía desde la cocina, al escuchar. Tomó dos tazas de los gabinetes y procedió a servir chocolate caliente que acababa de preparar.

Tomo ambas tazas y se dirigió a la sala de estar. Pero se detuvo en el umbral de la entrada observando al par jugar; cuanto le encantaba el sentido de hogar que poco a poco iba labrando junto a la rubia. Amaba las noches de reencuentros donde podían estar al día de sus acontecimientos, o las pequeñas citas donde se recordaban lo especial que eran... O como ahora, donde aquella rubia ladeaba su rostro por encima de su hombro y le daba la más dulce mirada, con tal regocijo en sus ojos, y pudo ver en ella la hermosa y tibia sonrisa de su hogar.

Rosé, era su hogar.

—¡Hey, Hank! —se quejó la rubia desviando su atención al frente notando como su perrito tomaba su pantufla y salía corriendo; había aprovechado su descuido para atacarle—. ¿Puedes creer lo que hizo? —preguntó incrédula mirando a su pareja que ahora se acercaba.

Jisoo, se encogió de hombros, y le extendió la taza de chocolate una vez estuvo cerca.

—Lo tienes muy consentido, Rosé —señaló tomando asiento a un lado.

—Claro que no. —Hizo una pausa a su reproche para dar un sorbo a su chocolate, cerrando sus párpados al momento que aquel sabor dulce tocaba su paladar—. ¡Dios, es el mejor chocolate que he probado! —exclamó mirando hacia arriba. Jisoo sólo pudo soltar una risa complacida.

—Parece que alguien también, tiene consentida a alguien —Rosé giró su rostro y sonrió mientras daba otro sorbo a su chocolate y daba entendimiento a lo dicho por Jisoo.

—Cualquiera pensaría que soy la consentida en nuestra relación, pero la verdad es que nadie sabe que te gusta que te abrace al dormir, o que te acaricie el cabello hasta que logres el sueño —terminó de decir para sacar la lengua juguetonamente a Jisoo.

—Bueno, todo requiere de un equilibrio; hay que consentirnos mutuamente —alzó su taza dando entendimiento a un acto que la otra empatizó alzando la suya también para unirlas en un brindis.

Se mantuvieron viendo la Tv, mientras culminaban su chocolate. La relación de esta pareja en cuestión, era equilibrada, cuando una está cansada la otra realizaba los quehaceres, cuando una estaba desanimada, la otra hacía chistes o bromas que auparan el ánimo. Cuando una estaba feliz, la otra inmediatamente lo estaba.

Pero en lo que ambas coincidían, era en el amor que una sentía por la otra. Llevaban casi dos años de casadas, y cinco años de relación. Relación con sus baches, pues un camino no suele ser tan lineal y superficialmente bien. Pero cualquier altercado, no era lo suficientemente más fuerte que al amor que se tenían y profesaban.

—¿Tuviste la reunión, la cual me has estado comentado? —se interesó Jisoo captando la atención de Rosé, que dejo de mirar la Tv para centrar sus ojos en ella.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora