XLIII: Eɴ ᴇʟ ᴍɪsᴍᴏ ʟᴜɢᴀʀ.

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A los pocos minutos ya estaba encontrando el destino al cual se dirigía en su auto, donde las pocas luces de una ciudad callada, resurgían en sus ojos tan abiertos y atentos

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A los pocos minutos ya estaba encontrando el destino al cual se dirigía en su auto, donde las pocas luces de una ciudad callada, resurgían en sus ojos tan abiertos y atentos. Tan sólo llegar a un lugar apartado, en un callejón a oscuras, donde el silencio fue de aviso a sus sentidos, esperó paciente, siendo sólo un par de minutos lo suficiente para que la puerta del copiloto se abriera.

—Manoban —saludó una voz tan compañera de un semblante adormilado que ahora Lisa detallaba.

—¿Lo que te pedí? —un ceño fruncido, mostró el disgusto de aquel que alzó sus cejas y negó en desaprobación—. Vamos, confidente, no estoy para saludos ceremoniales; tengo poco tiempo.

—Bien, aquí está lo que me pediste ayer por la tarde. Deberías por lo menos ser un poco amable con mi persona tan atendida a tus peticiones apresuradas.

Cierto temor volvía a renacer en su mirada, a medida que observaba al otro que sacaba de su chaqueta un sobre cual extendió agitándolo, siendo su presencia alejada, temiendo de lo que encontrase vaciado en aquellas hojas que ahora temía visualizar, pero que minutos atrás anhelaba descubrir.

—Hey, Manoban —el leve soplo frente a su rostro, logró apartar unos mechones de su flequillo cual parecía haber crecido más. Parpadeo par de veces hasta enlazar su mirada con otra y luego reparar el sobre que estaba extendido aireando su rostro de un lado a otro—. ¿Acaso no dispones de poco tiempo como para que lo utilices en realizar viajes astrales?

—Tengo otra petición, no se me había ocurrido hasta hace poco... —Tomó aquel sobre repulsivamente dejándolo sobre sus piernas, para ejecutar otras acciones con sus manos—. Esto... —escabulló su mano diestra en el bolsillo de su abrigo dando con un papel cual extendió al hombre—, es un número de teléfono cual necesito localices. Que des con la ubicación del lugar de donde provienen. Pronto recibiré una llamada, así que interfiere mi teléfono y cuando este número aparezca, tú realiza tu parte.

—A ver, Manoban... ¿En qué demonios estás metida esta vez? —su pregunta quedó sin respuesta alguna por parte de la otra, quien sólo le dedico una mirada de obviedad—. ¿No son asuntos que puedan llevarte tras las rejas?

—¿Acaso los anteriores no me pudieron haber llevado? —La pregunta tuvo más efecto en sí misma, cuya conclusión de verse tras las rejas la llevó a agitar su cabeza repetidas veces. A pesar de que algo tan posible como aquello se pudiera volver realidad, no menguaba su desespero de encontrar al hombre que manchó un alma—. Quizás el motivo de nacer, fue para hacerte pagar...

—¿De qué hablas? —Recordó su entorno al dirigir sus pupilas sobre el hombre que le miraba con cierta confusión en sus ojos bajo un ceño fruncido.

—No es nada. Por cierto... —alargó su mano hasta la guantera donde la escabulló hasta dar con un pequeño fajo de billetes—, esto también es tuyo. Allí está incluida la paga por la deuda anterior, la suma por lo de hoy... y por el trabajo que te he encomendado; ahora eres tú el que debe.

Sʜᴀᴅᴏᴡ (Eʟ ᴅᴇsᴇɴʟᴀᴄᴇ) → JᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora